[ Los tres hijos del rey ]

 

Este era un compadre de un rey que tenía tres hijos. Y le dijo que se dispachara porque el rey estaba muy enfermo porque ya estaban pasando las últimas manzanas. Y entonces ya dijo: —Préstame el hijo más grande, compadre.
Dijo: —Sí. Se lo doy a la noche para que cuide el árbol.
Entonces le dice: —Me trae muchas cosas, una guitarrita y todo, para no dormir.
Y entonces ya, ya se vino muy noche. Tenía mucho sueño también, muchas cosas, y se durmió y entonces ya no le halla nada. El correo ya no quiso ir allá porque el rey ya no quiso.
Entonces dijo: —Despáchame al otro.
Y se lo despachó. Y entonces el hijo fue y también lo mismo sucede que le sucedió al otro. Se durmió.
Entonces dijo el chiquillo: —Yo voy, padrino.
—Ándale, corre.
Dice: —Dame una guitarrita para trasnocharme, para torear.
Dijo: —Sí, llévatela.
Entonces vino el amigo maldito, muy lejos. Entonces agarró con lacito, que trae una soguita esa agarrada. Y entonces agarró y le dio al caballo ahí al robar las manzanas. Le puso una enlazada y le agarró. Entonces dijo: —Suéltame. Yo te doy una varita de virtud, que tú elijes lo que tú quieras.
Dijo: —Préstamela áhi.
Entonces ya el caballo se fue. Entonces a dar: —Pídele fruta.
Y todo el árbol lleno de fruta y entonces el árbol ya está. Tuvo mucho regocijo el padre del chiquillo. En la mañana ya el rey muy aliviado, pues. Ya le andaban abrazando y todo al chiquillo, pues que lo había agarrado.
Entonces los otros porque el padrino de él, y se fue, los otros hijos que tenía no siguieron su cuenta. Se fueron de su casa ya. Entonces dice: —Yo, papá, yo les voy a seguir. Dice: —A otro rey. Dice: —Otro rey.
Y entonces ya ellos iban ya muy lejos. Ya no traiba nada desde ahí. Con su varita de virtud dice: —Que se lleve mis collarcitos.
Ya no podía oírlos hablar algo y entonces ya no más hablaba a la varita y entonces ya todo. No cree que ya no se le acaba el agua, a la varita. Entonces cuando iba allá, iba muy allá porque él poseía todo. Ya en su caballo vienen acá. Allí pidió posada. Entonces se fueron ellos para otro rancho, pues, ellos porque no lo querían. Y dijeron que él se comprometía en una noche a contar todo un trigo que estaba allí. Y luego le mandó una llamada al rey. El rey se comprometió que si no se le contaba en una noche que penaba de la vida.
Y que entonces con su varita de virtud él: —Cuente y no más le dé mucha risa a él, su varita de virtud. Y cuando la noche ya, duerme. Lo aventó y lo contó y todo. Estaba allá por la mañana. Ya estaba endormido allí entre los costales.
En ese entonces dice el rey, ya de todos modos él se penaba de la vida.
Tampoco no lo querían. Le dijeron que él se atrevía, apagara un horno a coces, sombrerazos. Y lo apagó.
Ya le dijo a sus hermanos que él, también se atrevían a contar todo un trigo también que estaba allí. Y ellos también no lo contaron bien. Ya se acabó.

 

Nº de referencia: 94

Al habla:
Pablo Alcántar
(14 años)

Recopilado por:
Stanley L. Robe

Registrado en: San Bartolo (Tepatitlán de Morelos, Jalisco), el 7 / 10 / 1947

Transcrito por: Stanley L. Robe

Ver en el mapa: localidad / sitio de documentación / lugares mencionados

 

Este relato fue publicado en:

 Stanley L. Robe, 1970. Mexican Tales and Legends from Los Altos. Berkeley: University of California Press, núm. 77

Notas

 

Ver los motivos
) -

 

Ver los tipos

550. - Bird, Horse and Princess (previously Search for the Golden Bird).

 

Materiales adicionales

 

 

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