Dios y San Antonio

 

Con la promesa a San Antonio, ¿eeh? Y tam... tú también tenías tu bastante familia. Y áhi tiene usted que él, le decía San Antonio a Dios: —Maestro, concédemela. Dice: —Mira, de mis propios, mis devotos, de mis prójimos.
—No te conviene, Antonio. No te conviene.
Dice: —No. Que mire usted, que era por los pequeños, de... que sufren.
Dice: —Bueno. Después no se acuerdan de ti.
—No. Sí se acuerdan. No se olvidan. Bueno, pos una vez nació un negocio al doblete y al doblete. Y nunca perdí su capital arriba y arriba.
Pos ya después ya s'iba despegando, de ir a ver a San Antonio. Decía a la mujer: —Anda leve, Isabel.
Isabel tuvo un santo de su devoción: —No. Más tarde, te vas a quedar en una ruina pior como estabas.
Dice: —No, ¡qué va!
Bueno, pos áhi tiene usted que por Dios, como no se estaba saliendo en todo, ¿verdad? Ya le dice: —Bueno, Antonio.
—Mande usted.
—¿Qué dices de tu negocio, tus devotos?, dice.
—Señor, no se acuerdan ya de mí.
—¿No te lo decía yo, que no convenía ayudar? Bueno. Déjame citarlos. Tal día vas a visitarlos, que va a tener un comelitón, ¿eeh? y te va, a ver qué te recibes.
Pos se fue Antonio y ya llegó allá. Estaba ahí los meros postates. Cuando llegó y la criada y tenía unos perros de cadena... y la criada, pos, como criada: —Buenos días.
—Buenos días. ¿Qué no está el señor de la casa?
—Pos, allí está pero no se le puede hablar.
—¿Por qué no se le puede hablar?
Porque era don Petate.
—Bueno. Pida, dígale. Déme una caridad. Dígale que siquiera que me den las sobras, los mendrugos de lo que se quedó aquí, que traigo mucha necesidad.
—¿Qué cosa viste?
—Que le dé usted las sobras que quedó de comida.
—¡Échale los perros! ¡Que trabaje como yo trabajé pa’ tener!
Y le dicen los demás: —No seas así. Fíjate, a ver ¿quién es?
—¡El que sea! Que se suéltele los perros!
Bueno, pos áhi tiene usted que le va soltando los perros aquellos cuando el hombre les ordenó y que dicen de... este... a quererlo morder que se arrodillan los perros.
Dice: —¡Pero, señor! ¡Patrón, patrón! ¡Mire usted los perros! Están arrodillados!
—¿Cómo arrodillados?
Dijeron: —Entonces sí. Mire usted. ¡Pues, es Dios!, dijeron los demás, ¿verdad?
—Y ¿Dios va a andar así?
Y ya al voltiarse se le ven las sagradas espaldas, los azotes que se tenía cuando sufrió, anduvo en el mundo y lo azotaron los judíos. Y entonces que dicen todos al quererlo agarrar, alcanzar, a como se va a matar una culebra, dan una culebra, un naguale y una alcaina, le llegando, ¿no? y no le llegaron nunca nunca.
Y de allí dijo: —La riqueza del riego viene. Abajo hasta quedar en la última.
Bueno. Y ya este... a ese dice Dios: —Ya ves, Antonio. Dice: —No hay que ser gente aquí a quien no es agradecido. Ya ves. Ahora vas y nos llevas a un bosque, que va a estar este... un sobterráneo, un bosque. Y allí va a estar aquello tapado de ceras. Y na’ más vas a tener dos días, le vas a dar dos días de tiempo. Que repartas todos los intereses de todo a todo al... a los puros pobres que necesiten, para ver si por eso alcanzas indulto de salvación. Que si no, serás condenado.
Bueno. Se fue. Dice: —Yo nada más vengo, dice, —a avisarte que tienes dos días de tiempo, a que se... Ah, vamos...! ¡Vamos a un paseo! Que tregan nuestro bastimentito y vamos.
—¿Onde vamos?
Dice : —Vamos a tal parte.
—Bueno.
Ya está al llegar. Vieron aquel sobterráneo como estaba nomás de ceras ardiendo, de todo a todo. Dice: —Bueno. Y esto ¿qué indica? ¿A eso nomás me trajistes?
—Espérate. Hasta el mero rincón está tu vida. Está tu vida orita bailando.
—¿Mi vida?
—Sí, vamos. Hoy mandado asina porque no fuistes cumplido, con tu devoción, tu obligación de todo a todo, con el tanto de tu devoción. Si azotes... y voltéate las espaldas.
Y dice: —Bueno. Y ¿esas ceras de todos tamaños?
—Esas son los que acaban de nacer. Tienen su vida larga. Estas más bajas tienen menos tiempo. Y estas otras...
Y dice: —Bueno. Y ¿aquélla que se está haciendo así?
—Allí está tu vida. Aquélla es tu vida, ¿eh? Ardes tres días. Te doy dos días de tiempo pa’ que repartas a la pobre gente de todo lo que tienes a ver si alcanzas indulto de salvación. Y si no, te va con... condenado pa’ toda l'eternidá.
—Y ¿cómo les voy a dar lo que tengo?
—Y ¿quién te lo dio? ¿Por quién tienes? A ver, ¿quién te dio toda la facilidad? Así es que tú lo debes.
Y ya ahora nos vamos, le dice: —Asina es, que viene remedando como acabamos de decir. Que vamos por camadas, vamos por olas, olas de la mar. Que nos vamos, unos morimos ora cuatro o cinco, por aquí, por allá. Y allí viene la de más atrás, y de alli viene la de más atrás, hasta la que viene al mundo.
Pos, está bien dispuesto. A nosotros nos llevamos de la memoria. Por eso hay un solo juez, que lleva. Y de todo a todo.
¡Ah, hay muchos chistes! Se necesita tiempo. ¡Je, je, je, je!

 

Nº de referencia: 243

Al habla:
Sebastián Morales
(77 años)

Recopilado por:
Stanley L. Robe

Registrado en: Xalapa-Enríquez (Xalapa, Veracruz), el 24 / 7 / 1965

Transcrito por: Stanley L. Robe

Ver en el mapa: localidad / sitio de documentación / lugares mencionados

 

Este relato fue publicado en:

 Stanley L. Robe, 1971. Mexican Tales and Legends from Veracruz. Berkeley: University of California Press, núm. 8

Notas
Type 751A*, A Man Invites God to his House, the first episode of this tale, is known primarily in Lithuanian and Russian versions, as noted by Thompson in his references to this narrative in The Types of the Folktale. I have encountered no other version in Spanish American folktale literature. The remainder of this tale is motif E765.1.3 Life-lights in lower world, which frequently occurs in connection with type 332 Godfather Death as element IV. The usual roles of Death as a godfather and giver of medical powers to his godson are not present here. Both Nos. 6 and 8 contain episodes that are frequently found in versions of type 332. It is quite clear, however, that the informant did not intend these two narratives to be considered as one. I recorded them at different times and without suggesting to the informant that they might be related to one another. The presence of type 751A* in combination with 332 IV also is indicative that this tale is a separate narrative. A literary treatment of type 332 in a Mexican setting is found in Bruno Traven's "Macario," in The Night Visitor and other Stories (New York, 1966), pp. 193-235. The final line of No. 8 expresses the informant's own reaction to his narrative. He is amused at the explanation of the significance of the candles and obviously relishes this subject matter. He uses the term chistes "jokes" rather than the more usual cuentos "tales," certainly an indication that amusement as well as an expression of popular philosophy motivate him in narration.

 

Ver los motivos
) -

 

Ver los tipos

332. - Godfather Death. (Including the previous Types 332A * and 332B*.)

751A*. - A Man Invites God to His House.

 

Materiales adicionales

 

 

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