El jerguilla

 

Pos, est' era un, un rey. ¡Vaya! Este tenía tres hijos. De estos tres hijos, era uno más chico. Los dos eran los más grandes. Y los mandaba a trabajar al campo. Y los dos grandes se ponían a jugar y el más chico se ponía ahí a trabajar. Decía: —Apúrate.
Ya cuando el chiquillo decía, se apuraban a la maravilla. Ya jugando la pasaban allí en la milpa y... pasando la milpa y no hacían nada. Y se aguardó en la tarde. Después les dice el papá que, que le contó que, qué tal habían hecho. Y los otros grandes, pos, no decían. Nada más que aquel jerguilla los denunció. Dice: —Papá, yo trabajé y ellos no trabajaron. Así la pasaban en la milpa y estos nomás jugando estaban.
—¡Ah, bribones éstos! ¡Van a ver!, dice. —Mañana si no se apuran. No más se cuidan. Áhi me vienes a contar cómo han trabajado.
Así ya, se fueron otra vez otro día. Y ya entonces lo, no más vieron. Y allí el más chiquillo era el jerguilla: —¡Ándele! ¡A trabajar! Si no trabajas vas a ver que perdonas a... ya le... con ellos, también ellos lo penaban.
Sí.Y otra vez hacían lo mismo, a jugar otra vez y aquél los denunciaba allí que se apuraran, que se apuraran: —¡Apúrate!, dice. —¡A trabajar!
Y ellos jugando: —No. No creas, dice.
Y esos, como el chiquillo estaba en lo que debe ser, otra vez en la tarde volvía a denunciarlos, que no se apuraban. Y así, ya que ellos dijeron: —Sería bueno que ya este... Dijeron que... ¡Bueno! Ya fueron dos, ora tres, y dijo uno de los grandes: —Mañana vamos a decirle a mamá que nos haga un lonchi pa’ irnos de aquí. Ya ¿qué estamos haciendo aquí? Dice: —Cuando nos vamos a ir por causa de ese, ese... ¡vaya!
Le pusieron apodo, el jerguilla, que es el jerguilla, es aquél.
Ya dice, y en la tarde se fueron, ya dice: —Mamá...
A decirle a su mamá que, que les hiciera un lonchi pa que se jueran: —Mamá, dice. —Será bueno que les prepare un lonchi porque se van a ir allí. Y ellos no van a estar aquí en la casa que ya se van.
—Espéresen allí, que están haciendo caso... en su casa.
Ya él se fue a decirle al papá que, que lo que trabajaron, porque le preguntó, lo que habían trabajao.
—¡Aa, bribones éstos! Estos áhi tenían su pensada pa’ irse. Dice: —¡Jijos de la mañana! Van a hacer un lonchi, lonchi grande, ¡vaya!, que pa’ todo el día, a agarrar rumbo.
Ya este... en la mañana temprano se alistaron. Se jueron. Y allí porque un camino era así, dos caminos. Agarraron el de la derecha y el de la izquierda lo dejaron. Y se fueron. Bueno. Y allí este... y aquel jerguilla que se quedó por ahí por el camino a ver qué rumbo agarraron, y el equipo de ellos. Pos, se arrimaba al pie de ellos, pos espiaba que, ¡vaya!, no lo querían. Y ahí los vio cuando se fueron por el camino real, y ya les, este les iba siguiendo. Y iba siguiendo y a lo lejos, tal vez como a las doce, por allá así, agarró hambre. Destaparon el lonchi a comer allí, los dos allí. Y este no les llegaba. Seguía al pie de ellos, pie de ellos.
Y este que... cuando vían que viene este: —Anda córrelo que se vaya, corre porque se vaya. Viene siguiéndonos. Y lo que suceda, ¿no? A ver, pos, ¿qué rumbo va a agarrar ese? ¡Quién sabe lo que puede suceder!
Y el otro más chico, más bueno, y los más grandes eran más rebeldes, más rebeldes. Y están come y come, come y come unas tortillas. Y cuando ya no quieren más tortillas, dice: —Déjelas áhi que se las trague, las coma.
Ya así como un, tratando como un animal: —Sí. Dice: —Ten.
Le arrojó los elejitos de las tortillas. Y esos se, se levantaron y agarraron rumbo otra vez. Iban caminando. Y aquel, a lo que se fueron, estaba así, agachadito allí, sentado en una piedrecita, viendo las hormigas que van pa’ allá y pa’ acá, uno que llevaba, otro que no llevaba nada. Y este en lugar de comérselas se las pica allí y se les desborona las tortillas, ahí donde estaba ese hormiguero, ¿verdá?, que apilaron y a acarrear, a comer y acarrear, hasta que acabaron de acarrear la comida de to‘l, de todas las tortillas.
Entonces se fue. Este los anda siguiendo cuando estaban ellos a la orilla de una laguna. Áhi 'staban ellos que... paraos. Había una laguna, que había muchos patos, ya que había por allí bastantes cosas. Cuando lo vieron, vieron venir: —Que mira. Ahi viene este. Ora que llegue aquí, dice, —tú le quedas atrás y yo le llego adelante. Pa’ que le enseñes tú los patos allá, pero que tú fuistes de cantil. Entonces de presto le empujó, a aquél. Aí. Así se lo... vamos, aquí que se hogue, que se hogue en el, en esta laguna. Sí. Bueno.
—Ándele. Corre. Ven a ver los animales. ¡Aa, los patos! ¡Mira como hay allá! ¡Uu!, dice él. —¡Mira como hay patos aquí!
—¿Dónde?
Y ya entonces cuando dicen: —Ven, se arrimó con más, más confianza, ¿verdá? Se arrimó: —¿A dónde? —¡Allá, mira hasta alláaaa!
Enseñándole los patos: —¡Y acá hay más! Arrímese pa’ acá, dice.
Y le tiene así el brazo por detrás del hombro enseñándolos pa’ allá. Y que entonces lo acerca al cantil. El otro le pega en el, en el cañón. Lo empujó y cae al agua. Cuando viene de allá entonces la... caiba una... agárrase de la... ¡Ah, pos entonces de la patita!, ¿verdá?, la patita que, cuando comió con las hormigas, este se llevaba esa virtú. Y entonces cuando dijo, cuando lo botan al agua dijo: —¡Dios y una buena hormiga! ¡A Dios y una buena hormiga!
Entonces las hormigas meten una vainita áhi viene a agarrar otra vez pa’ arriba. —¡Caray! Mis hermanos me botaron. ¿Por qué es que se pusieron a correr? ¿Por qué no me dijeron que, que alguno había que iba allá a huir? Tienen figura de caminantes.
Esos... ahí cuando se ve una mata 'e monte. Áhi se encontraron un tigre, lión y con los demás animales allí, comiéndose una res allí. Y siguen caminando por ahí cuando encontraron en su vuelta, su vuelta, porque en la vuelta, porque un peligro ahí, que lo van a devorar también. De mo'o que, y aquél dice: —Mira. Pos sabes. El jerguilla, dice, —que si salga, que sí lo van a comer los tigres. Están comiéndose una res.
—Pos, que se quede. Ahí se queda. Porque no nos siga ya, dice. Dicen ellos, malos. Dice: —Bueno. Ya este salió.
Se topó con los animales aquellos, gavilanes y zopilotes, aves, y todos esos animales que estaban comiendo allí, allí comiéndose el más grande animal, la res, ahí. Luego dice él: —¡Caray! Dice: —Los grandes comiéndose lo mejor y los demás viendo.
Pues este sigue caminando. Pasaron por el, por aquella montaña donde estaban los animales, los tigres y esos. Iba caminando el, aquel jerguilla, el camino, cuando vio que venía tras de él un lión. Dice: —Buen niño, buen niño. Estáte áhi en el istante.
Cuando lo vio venir él se espantó y le dice: —¡Caray! Ya no acaban con los animales sino van a acabar conmigo. Van a comer y ya. Y ya este se...
—Nada más a pedir favor porque si no es por ti no comemos el alimento. Tú has podido repartir pa’ todos. Se ven contentas las aves y los demás. Y ahora de mí, que... quiero que me arranques un pelito de la frente. Dice: —De la frente. Yeso sí lo conservas y lo guardas. Y donde tú te encuentras que te has de librar en casos más peligrosos no más dices "A Dios y un buen lión" y en efecto apareceré allí.
—¡Ah, bueno!
Se lo guardó bien. Y allí más adelante va volando el, el águila. Dice... y él se paró delante, también: —Buen niño, buen niño. No te pasa nada. No te voy a hacer nada. Quiero que me arranques una plumita de copete. Y esa pluma sí te la conservas bien, dice, —y donde tú andes dices no más, y también dices "A Dios y una buen águila" y en efecto apareceré, pa’ lo que tú quieras.
—Está bien.
Y áhi siguió caminando. Y aquellos otros dos hermanos llegaron allá a orilla de, de una ciudad y lo estaban esperando. Y dijo que, ya dice: —Y tú, ¿a dónde vas a llegar?
—Onde ustedes llegan yo llegaré también.
—Bueno. ¿En qué vas a trabajar?
—Pues, el trabajo que me den, ese lo haré.
Y llega en cas’ de un rey allí cerca de ande estaban ellos descansando y iban a llegar allí en casa de un rey. Y se fueron derechito con el rey pidiendo trabajo: —Señor rey, que ¿aquí tiene usted trabajo?
—Sí. Sí hay. ¡Cómo no! Y tú, niños a trabajar. También este. ¿Que si tú sabes l’er?, dice.
Dice: —Sí, señor.
Nunca había estado en escuela.
—Vamos a ver. Déme usted ese trozo de periódico.
Lo encontró allí. Y lo leyó tal como si hubiera estado en escuela. Lo leyó allí.
Y allí que...: —Muchacho, este se va a trabajar al monte, al campo. Usté allá en la siembra.
Bueno. Aquéllos se envidiaron del, del hermano que metieron en casa al trabajo del tenedor de libros. No más él trabajaba aquí en la casa y estos se van a trabajar al campo. Y entonces ya al ver eso lo, lo denunciaron allí con el rey, pues allí hay unos que había, había pedido al rey una, una prenda. Y ya, y una cosa que, que ofrecen una prenda de la, de una princesa. Y dicen, ellos dicen: —Señor rey. Dice que en la tarde, dice el jerguilla que se ha vuelto capaz de ir a traer las prendas allá donde está ese gigante.
—¡Oye! ¡Que has dicho tú que, tú que te has vuelto capaz que vas a traer, a traemos el, la princesa aquí, de mi hija?
—¡Ah, señor rey! ¡Yo no he dicho nada!, dice.
—¡Cómo no!, dice. —Señor. ¡Sí, sí has dicho! ¡Sí has dicho! ¿Verdad, tú, que sí dijo?
—Sí, así dijo. No niegues, decía un hombre allí.
—Bueno, sin más me iré.
Ya se fue pero con el secreto que llevaba era suficiente para lo que él quería. Ya no dudaba cuidar por eso. Entonces se fue al monte. Y como pudo, como pudo llegó allá al, al bosque. Ya dice, ya dice allí, se acordó del águila: —¡A Dios y una buen águila!
—¿Qué se ofrece?
—Dice el señor rey que, que a él se entreguen unas prendas de la princesa que están perdidas allí.
—Niño, no tengas cuidado, dice. —Iré en la forma de este bolillo y, y va como ave hasta allí donde están. Y el, aquel gigante que está orita dormido ni sintió cuando las robo ya.
Y entonces aquí están. Y el águila se transformó, se desapareció. Así lo, lo ha dicho antes cuando le entregaron aquellas virtudes. Y ya se llegó al rey: —Aquí, señor rey, las prendas.
—Ora sí has cumplido. Porque si un grado más. Sí.
Y de allí que, que aquellos hermanos se... lo, lo codiciaron más. No era más que envidia. Y ellos no lo querían pa’ nada. Y entonces y al verse que a este no le pasó nada: —Mira. Ora vas a decir al rey que está muy capaz de ir a traer al gigante ahí de la cueva.
Y dijeron: —Señor rey. Dice, dice ese niño que está muy capaz de ir a traer al gigante que está allá en, en la cueva. Dice: —Áhi ande está... de donde se llevó las prendas.
Dice: —¡Oyes tú, jerguilla!
Que ya le decía el rey ya jerguilla, que ya no le dio otro nombre por jerguilla. Y dice: —¡Ay, señor rey! Yo no he dicho nada.
Dice: —¿Cómo no se ha dicho? ¡Y te has vuelto capaz que vas a traer al gigante ese.
Dice: —Bueno. Iré. Sí.
Como el chamaco dice "Iré. Sí."
Bueno. Este se, se jue. Y áhi como él iba pensando en la, la montaña de que a aquél pudiera pasarle algo. Sí.
Se metió. Y luego dijo: —¡A Dios y un buen león!
Y en efecto aparece: —¿Qué, qué se ofrece?
—Nada. Pos, quiere el señor, este, el rey que le entregue yo un gigante que está aquí, aquí en este, esta cueva. ¿Cómo le haré?
Y entonces le da la idea al lión: —Mira. Que... anda traite una hacha. Y trais unos clavos, un marro y un cable. Y en mientras me has de ayudar, hasta me ayudas a jugar, a tumbar el palo ese áhi, el árbol más grueso que haya allí. Me tienes que ayudar pa’ que lo tumbes luego. Bueno, dice. —No tengas miedo. No más no tengas miedo. No te pasa nada.
El, el, el lión ya debía estar allí. Iba a estar al pie así. —No te pasa nada.
Y sí. Ya cuando el otro hacía hachazos, oyó. Lo seguía el, el, el gigante: —¡Ay, que huele a carne humana!, dice.
Porque comía gente, ¿ve?, el gigante: —Y ¿qué vas a hacer?, dice.
Y como había dicho el lión que, que era cosa pa’ que se metiera adentro, y se, y él se metiera. Y entonces ya le remachara los clavos y ya el cable ese.
Y, y así lo hizo y que le dijera que le engañara que era otro gigante que estaba allá, que se iba a tener.
Él decía: —¡Ah, bueno!
Él se agarra. Escoge el árbol grueso pa’ hacer el, la canoa. Y sale y entonces áhi dice, ya le dice este, que le dice este, que iba a hacer porque iban a meter un gigante ahí. No él. Otro: —Y sabe si aquél sea más grande que usté y... y ese que quiere el rey.
—¡Ah, también! ¡Yo también eso lo quiero!, que le decía. —Este, ¿cuál árbol te gusta?
Dice: —Pos, éste.
Y está hachando hacha. Y ya él también lo hachó. Está hachando el árbo1.
Entre ellos lo tumbaron. Y ahí que lo vacían. Sacaron una, una capa de, de espidión con cusonero, que sirviera de tapa después. Se tapa. Y lo vaciaron como haciendo una canoa. De modo que estuviera él allí. Y allí lo vaciaron también.
Dice: —Ahora métase usted a ver si cabe ya. Aquél se va a meter porque usté tiene cuestiones, pues, que tiene aquél, el otro. A ver.
Y él que iba jugando así se mete.
—Yo voy a poner aquí un clavo con el marro. Esta cosa es... Este es para que el otro no se vaya a, a quitar la, la tapa. Y por el otro... la esquina y dos en medio y estos dos a la contrapunta de aquellos clavos. Y ora le voy a cambiar, a arreglarle el cable, así porque el cable es grueso.
Y allí bien bien lo amarró: —Y ahora empuje usted. ¡Empuje!
Pero ¿cuándo lo iba a destapar? Estaba remachado. Y clavó a todos así. Y los clavó así. Dijo: —¡Empuje!
¿Ya cuándo iba a salir? Sí. Y que se va el jerguilla a, a avisarle al rey que, que ya estaba allí el encargo. Entonces dice: —Ya. Ya está el encargo.
Y aquéllos estaban alegres que aquél se había ido, creyendo que ya se perdió... el hermano.
Que... luego: —¡Muchachos!
Tiene mucho mozo el rey, mucho mozo. —¡Mozos, muchachos! Vayan a ver si el jerguilla, que allí está el... el gigante en el, en la canoa.
—¡Sí, cómo no!
—Con carretas. Y ahí cuando lo encuentran allí, está así en la presencia coma van a traer la canoa aquí con los trabajadores y lo cierran. Áhi lo queman.
Bueno. Se despachó toda la gente y eso. Pusieron la cosa arriba. Y ya train al, a cerrarlo allá, a con todo y él, aquel malo. Entonces pasaban los serises [sic] y ya hechos y áhi estaba la princesa. Ya. Y entonces ya en todo eso, el rey le dio más grado al jerguilla. Estaba sobre del, de dinero.
Dice: —Aquí, aquí tú tienes todo.
Los otros en el campo trabajando a todo sol. En el campo y áhi estaban envidiosos porque él, el chiquillo estaba y trabajaba en la casa. Ganaba más que ellos.
Y entonces al ver eso en que este... que el rey, que dispuso él una pena pero dura. Sí. —Muchachos, les dice en la tarde. —Dice el jerguilla que se han vuelto capaces, tan buenos, que han de apagar un cuarto de pólvora a coces y sombrerazos. Dice: —A sombrerazos.
—Aa, señor rey. Yo no he dicho nada.
—¡Sí! ¡Sí, cómo no! ¡Así sí has dicho! Ora póngase allí. Póngase allí en el cuarto, y cada quien con su sombrero en la mano. ¡ Y listos!
Y él le mete, le mete lumbre a la mecha y voló, pues, todo aquello. Y se desapareció. No quedó ni rastro de ellos allí. Voló aquello. Se acabó por aquella envidia que tenían los hermanos al niño aquel.
Ya, y aquél siguió ahí. En un tiempo creció. Este jerguilla creció. Muchacho era ya. Y decía, decía él: —¡Caray! Ya mis hermanos ya no están. No sé si mis padres vivirán o ya morirían.
Entonces pensaba y le dijo al rey: —Señor rey. Yo quisiera ir a ver a mis padres. Tanto tiempo que tengo de estar aquí. Y no sé si vivirán o no vivirán. —Te vas porque quieres, dice. —Aquí estás en tu casa. Allí hay dinero que si quieres, coge lo que quieras. Si vas, agarra el dinero que te necesites. Áhi 'stá el dinero. Coge y lleva. Y luego vienes.
Y este lo que encontraba allí, que va pa’ su parte. Y entonces este... agarró el dinero que pudo. Se lo puso en la bolsa y lo que pudo y lo llevó. Cuando vuelve ya no estaba orita allí.
Y se va ande y ande, ande y ande, ande y ande. En la tarde que llega a una casa allá, casa donde había una manada de cabra. Llegando ahí que preguntando que si tienen trabajo. Dice que como estaba trabajando, allí trabaja allá. Y encontró allí dos muchachos que están allí en el patio. Les dice: —Buenas tardes.
—Buenas tardes, mozo. ¿Qué deseaba?
—Nada. Que, que aquí al patrón a pedir trabajo. Si yo trabajo allá.
Dice: —Le voy a avisar. Pues, ahí está cenando atrás, en la cocina. —Papá. Áhi está un joven que quiere trabajar.
—Dile que no hay trabajo, dice. —Dile que no hay trabajo. El papá dice: —Mañana se va a salir el pastor. Que, dice que ya se va. Dile que si sabe de trabajar de pastor.
Ya fueron a decirle y le dijeron: —Dijo mi papá que sí tiene trabajo pero de pastor, dice.
Y ya fueron a decir... dijeron ya... dijeron que era de pastor. Dijo: —Sí.
Ya le fueron y le dijeron: —Dice que sí sabe de pastor.
—Pos, dile que pase. Pase pa’ dentro. Y qué ....
Ya pasó pa’ dentro: —¿Usted sabe cuidar el ganado de cabra, de pastor?
—¡Cómo no!, dice.
¿Cuándo había sido pastor él? El señor dice, ya dice que: —Mañana se recibe el ganado. Sí, una carga de borregos, chivos, así. Porque nomás te encargo que aquí hay, hay una mata de monte que allí se pierden los animales. Y luego que se pierdan, a ti te cais. Bueno.
Era así, como una pena.
—No tenga cuidado. Mañana me recibo. Voy a ver las virtudes, qué podía pasarle al ganado. Nada.
Y ese otro día recibió su ganado y se fue pa la mata 'e monte. Y allí había el pasto tan bonito allí. Pues, bastante allí, ¿no?
—¿Qué queda por allí? Que yo voy a repegar el ganado.
Ya lo que ve. Y cuando vio adelante, vio el animal pa’ allá pa'1 costado ! aquel... que sale. [Tose el narrador.] Ya dice. Entonces sale un balazo, un puerco espino que comía esos borregos. ¡Ah! Ya dijo no más: —¡A Dios y un buen lión!
Y aparece en efecto allí, el lión, que está trenzando allí. Que estaba cerca de la casa allí del, del patrón que vio la tragedia cuando una muchacha estaba asina en el barandal echándose a ver aquéllos que estaban agarrados. Se cancelaban.
Decía, dicía el, el lión:—¡Lástima que no hay una muchacha bonita y un beso que me diera! Un, un tompate devoraba yo. Lástima que no hay un charquito de lodo y no... bueno, que devoraba yo un, un tompate.
Y así. Y aquél entonces escuchó. Áhi oyen lo que está diciendo aquél al joven ese. Tengo confi...
Y mañana otra vez decía: —Lástima que no hay una muchacha bonita y un beso que me diera, y un vaso de vino y un tompate devoraba.
—¡Oiga usted lo que dice!
—¿Tú le dieras el beso?
—Yo sí. Dice entonces: —Yo sí. ¿Qué me puede hacer? Con tal que los papás... con tal que... no me quite ese... no me quite ese patrón los borregos y aquellos... los chivos.
—Pos, ándele. Cuando diga así a la tercera vez te le arrimas así. Te le arrimas así, cuando diga así entonces le plantas el beso en el cachete y le das... y recibes el vino en la copa y se lo das... y el beso.
Bueno. Haciendo así dicho y hecho. El vino cuando le dijo así. ¡Zas! El beso en el cachete y cuando entonces pelió el lión aquél, que le dio un trompón, un manotón. Lo abre. Lo venció.
Y luego así, dijo: —Ya están por allá desperdigados con su mamá.
—Ya ora me rajan ese... ese animal, que allí del corazón de él salió una paloma. Esa paloma, la dejó por demás, voló la paloma para el aigre. Y dice, dice: —¡A Dios y un buen águila!
Porque estaba en el aigre. En efecto apareció. Y la paloma aquella también tenía que rajarle la pechuguita pero, hay que traerla y allí tiene que, que de su corazoncito sacar una, una canica, pegarle al otro gigante en un ojo, pa’ pelar los ojos, pa’ que muriera ahí. ¿Mm? y como pudo, como pudo, este... se colocó allí en la llanura, la roca. Estaba el gigante allí. El lión. No podía ca... no cabía.
Dice: —¡Ah, a Dios y una buena hormiga!
Se metió por un agujero de la roca. Y dice: —Le pegó la canicada en el ojo cuando estaba dormido, estaba sentado. Cuando estaba dormido, viéndolo así dispierto era que estaba dormido. Cuando está cerrado está dispierto, dicía. —Estoy dormido, estoy dispierto. Estoy dispierto pa’ dormir así.
Ya se jue. Este lo vio asina. Cuando estaba dispierto, estaba dormido. Entonces aprovechó el niño. ¡Zas! Le pegó una canicada en el ojo. Y allí lo devoró. Y él se quedó con la muchacha, los borregos y dueño de la casa allí.

 

Nº de referencia: 240

Al habla:
Domingo Jiménez
(55 años)

Recopilado por:
Stanley L. Robe

Registrado en: Tecolutla (Tecolutla, Veracruz), el 16 / 7 / 1965

Transcrito por: Stanley L. Robe

Ver en el mapa: localidad / sitio de documentación / lugares mencionados

 

Este relato fue publicado en:

 Stanley L. Robe, 1971. Mexican Tales and Legends from Veracruz. Berkeley: University of California Press, núm. 5

Notas
This tale is a fairly lengthy version of A-T 302 The Ogre's Heart in the Egg. An added element is the jealousy of the two elder brothers, involving motifs K2211 Treacherous brother and B544 Animal rescues captive. They occur also in A-T 550, 551, although these types are not further developed in the present narrative. The informant does not define clearly the nature of the monster, called here a puerco espino, literally "porcupine." Neither does the monster hold prisoner a beautiful princess, whom the hero rescues. Rather, he is only a menace to the sheep and goats that are under the boy's care. Consequently, the hero's motivation of rescuing the princess is absent and the tale resolves itself into the solving of a series of tasks. The informant was not able to shed light upon the title of the tale. Ordinarily jerguilla refers to a type of cloth, either silk or worsted serge, but the connection between this meaning and the nickname applied to the youngest brother is not clear. The transcribed text gives only a partial idea of the informant's jerky manner of narration. The sequence of events is at times difficult to follow and he does not identify clearly the characters when he narrates dialogue.

 

Ver los motivos
) -

 

Ver los tipos

302. - The Ogre's (Devil's) Heart in the Egg. (Including the previous Types 302A *, 302B*, and 425P.)

 

Materiales adicionales

 

 

Los materiales de este sitio pueden ser usados y reproducidos para fines de educación e investigación sin fines de lucro, citando su fuente y sus datos correspondientes (informante, recopilador, transcriptor, etc.). Cualquier otro uso requiere autorización. Este sitio es posible gracias al apoyo de la DGAPA, proyecto PAPIIT IA400213

© Laboratorio de Materiales Orales. ENES, UNAM Morelia.