El coyotito

 

El coyotito. Este era una viejecita que tenía un sandial. Y esa viejecita, pues... este... tenía aquellas sandías muy buenas, muy preciosas, ¿verdad? Pero que va este... un conejo y que le va a comer las sandías. ¿Mmmm? Y que va ella a cortar unas sandías, las más bonitas que para llevárselas al sacerdote. Y que aquella sandía la partió aquel sacerdote a la hora de comer. Ya la partieron pero que va mirando que aquella sandía tenía pura suciedad del conejo.
Que le avisan a la señora, la viejecita, que dijo, dijo ella, dice:
—Pues, yo voy a espiar ese animal, dice, porque pues a mí no me conviene que este comience las sandías.
Que va a espiarlo, y que lleva un muñeco de cera. Sí. Que fue y le pone la muñeca de cera allí en la puerta del sandial. Y llega entonces el conejito, que le dio las buenas tardes al muñeco, y que le dijo, dice:
—Si no me respondes te voy a dar una guantada, le dijo el conejito.
Y qué, ps, ¿qué le va a responder si el muñeco es de cera?
Que ya él, que le vuelve a hablar, pues que:
—¿Me vas a responder o no me respondes?
Y él se quedó pegado del muñeco. Le dice:
—Pues, no me respondes. Te doy el otro puñete.
Que le pega el otro puñete y que, pos el conejo, allí da el barrigón al muñeco y que le dijo, dice:
—Si no me res... si no me respondes, te voy a dar una patada.
Y que le mete una patada y se quedó pegado que dice:
—Si no me respondes, te voy a dar la otra. Así que todavía tengo la otra pata.
Que le pega. Se quedó pegado. Pos, ahí se estuvo y que va la señora. Dice:
—Ya es hora de que vaya ver, saber qué cosa ha llegado allí con mi muñeco de cera.
Que va y que ya va a ver el conejo que estaba pegado.
—Ah, dice. Con que tú eres, buen conejito. Ora te voy a agarrar y te voy a quemar.
Y que agarró el conejo y que lo lleva para su casa. Que lo mete debajo de una canasta, que allí en la canasta queda, al calentar un fierro caliente que para quemar el conejo.
Que una vez de que ya estuvo el conejito y en eso que llega un, un coyote. Que le dice:
—¿Qué estás haciendo aquí, buen conejito?
—Pos es que me van a dar una gallina. Pero yo, a mí no me gustan las gallinas. Tú a ti que te gustan, dice, métete tú y ya yo me voy.
Y ya que el coyote que se mete debajo de la canasta por el ansia de la gallina. Y que cuando llega la señora con un fierro ardiendo y que se lo mete, que lo está quemando el coyote. Pero al quemarlo que corre el coyote, tumba la canasta y se va.
Y el conejito estaba junto de una mata de nopal. Y que le dijo, dice, dice:
—¡Ah, buen conejito! Dice: Tú me has engañado. Dice: Que me iban a dar una gallina y no más me dieron una quemada.
—No, tío coyotito, que vea usted. Que me dijeron que aquí sí hay muchas tunas y que comiera yo. Pero a mí no me gustan. A ti que te gustan, súbete y cómelas.
Que se sube el coyote al, al nopal. Empieza a comer las tunas y esas tunas se las comía.
—Mira, qué buen azar, ¿no?
El conejo se las pelaba y el coyote con todo y espinas se las comía. Bueno. Dice:
—Yo no. A mí no me gustan. Yo ya me voy.
Se va el conejito. Se fue.
En eso que se para junto de un, de una lata llena de, de estos ¿cómo se llaman...? este... que pican, ¿tú?.. jicotes. En los jicotes, allí estaba dice que, el conejito, oyendo que... se oía el zumbido de los jicotes. Cuando llega el coyotito y que le dice:
—Buen conejito. Dice: Ora te como, dice, porque me has engañado. Que las tunas estaban buenas y ya me espinaron.
Dice:
—No, tío coyotito. Que vea usted que aquí me pusieron a cuidar, un bote de tamales. Oye cómo hierve.
Pero eran los animales. Dice:
—Oye cómo hierven. Dice: Pero no vayas a comerlos luego, hasta que estén cocidos.
Y ya dice que le, le dijo el, el coyotito dice:
—Pues, dice, yo dije que era uno.
Dice:
—No. Hasta que yo me vaya, dice, —te comerás uno.
En eso que se va el coyo... el conejito y que se queda el coyotito allí espiando a ver a qué horas podría ir a comer los tamales. Y que mete la mano y que se le pegan todos los animales. Lo comieron. Lo mordieron y que corre. Que se va a alcanzar al, al conejito.
El conejito estaba junto de una laguna. En esa laguna se veía la luna. Que allí, que le dijo, dice:
—Vas a ver, buen conejito. Ora te como, dice, porque te como, dice, porque me has engañado. Dice: Que eran tamales y no eran. Eran animales.
—No, tío coyotito. ¿Qué habían de ser? Usted que le gusta el queso, mire usted. Allí está un queso muy sabroso. Dice: Yo, a mí no me gusta. Por eso no lo como.
Ya dice que ya este, que estuvo allí el, el conejito y en eso ya él, que empieza, dice, que a meterse allí, que se iba a sacar el queso. Que el queso no le pudo sacar sino se fue de cabeza, el coyote. En eso, pues, en andar allí que sale, bien empapado de agua y el conejo se fue.
En eso que lo alcanza el, el coyotito otra vuelta y él, el conejo estaba en una parte onde estaba un, un zacatal como de, de carriz... un carrizal. Y que allí dice que le dijo que tenía que venir un, un casamiento y que allí tenía que, él, él tenía que echar cohetes y el coyotito tenía que tocar la jarana.
Bueno. Ya que él se mete allí al carrizal aquel y dice y le dijo, dice:
—Cuando oigas que truenan los cohetes, tú le errutes a la jarana.
Y la jarana, pos, los cohetes eran los carrizos que ardían. Y ya este... tronaban así que él errutía a la jarana cuando oyía que lo rodeó la lumbre. Lo rodeó de lumbre y el... los carrizos tronaban y tronaban y el conejito, pos, ya se había ido. Y el coyote, allí ardió. ¿Mmm? Hasta allí se acabó el cuento.

 

Nº de referencia: 237

Al habla:
Ascensión Cadena Cortina
(60 años)

Recopilado por:
Stanley L. Robe

Registrado en: Jilotepec (Jilotepec, Veracruz), el 7 / 7 / 1965

Transcrito por: Stanley L. Robe

Ver en el mapa: localidad / sitio de documentación / lugares mencionados

 

Este relato fue publicado en:

 Stanley L. Robe, 1971. Mexican Tales and Legends from Veracruz. Berkeley: University of California Press, núm. 2

Notas
Nos. 1, 2, and 3 of this collection are of a theme that occurs frequently in Mexican oral tradition, a series of episodes in which the clever rabbit consistently tricks the coyote, who appears as a dupe. Actually, each narrative involves not one type but several, which have little relationship with one another, except that the actors are the same. George Foster discusses the arrangement of the types that compose the rabbit and coyote narratives in "Some Characteristics of Mexican Indian Folklore," JAF, LVIII (1945), 225-235, and presents them graphically in a tabulation in his Sierra Popoluca Folklore and Beliefs (Berkeley, 1945), p. 222. The narratives included here, which are from mestizo, Spanish-speaking informants, do not differ appreciably in order, arrangement, and expression from those cited by Foster. Of the types occurring in these narratives from Veracruz, certainly A-T 175 The Tarbaby and the Rabbit has received the greatest attention from folklorists, in particular the late Aurelio M. Espinosa, who treats it in extreme detail in his Cuentos populares españoles (Madrid, 1946-1947), 11, 163-227, and various of his articles cited in the bibliography of this volume.

 

Ver los motivos
) -

 

Ver los tipos

8. - False Beauty Treatment (previously "Painting" on the Haycock). (Including the previous Type 8A.)

34. - The Wolf Dives into the Water for Reflected Cheese. (Including the previous Type 34B.)

49A. - The Wasp Nest as King's Drum.

74C*. - Rabbit Throws a Coconut.

175. - The Tarbaby and the Rabbit.

 

Materiales adicionales

 

 

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