Los enanos

 

Eran un señor y una señora. Tenían un hijo, único hijo que tenían. Eran muy pobres. Todos los días el señor iba al monte a la leña y con eso la estaban pasando. Un día de tantos fue el señor a la leña y al dar unos hachazos a un palo, seco, hueco que estaba, sale un enanito y le dice: —¿Por qué me tumba mi casa?
Dice: —No sabía yo que era su casa.
Dice: —Sí. Este es mi palacio encantado. Tú andas muy equivocado y si sigues viniendo a molestamos te va muy mal.
En esto el señor se fue y hizo su carguita de leña y se fue para su casa. Le contó a la señora la aventura que le había pasado con aquel enanito. Entonces ella muy apurada le dice: —¿Qué vamos a hacer ahora para cenar? Pos no nos consigues yendo seguramente y no vayas a acercarte a aquel palo porque pueda ser que te vayan a matar.
Entonces el señor aquel se fue para otros lados. Siempre él, como había habido más leña, se fue acercando. Llegó y empezó a hacer su leña otra vez. Entonces los enanitos salieron a los golpes de la hacha. Cuál sería su sorpresa que vinieron muchos enanos y se rodearon de él y le dicen: —Ahora sí. Se te va a ir mal porque viene no más a molestarnos, golpiando aquí nuestra... habitación, habitaciones nos vas a tumbar, nos vas este... quitas a componer.
—¡No, no, no! ¡No me hagan nada! Les voy a dar un regalo.
En eso saca una saquita donde llevaba todas sus gorditas. La toma y le da a cada quien. Ellos muy contentos con él. Entonces ya se sentaban a platicar con él. Le dice uno de ellos: —Tú, ¿de qué vives?
—¡Mmm! Yo soy muy pobre. Dice: —Yo vivo de vender leña. Por eso yo llego con ustedes.
—Ven. Vamos para acá y entonces te vas. ¡Cómo te vas a hacer rico!
En esto fue uno de los enanitos y se metieron por un agujero tan más estrecho que era imposible que aquel señor cupiera. Los enanos cabían porque estaban muy chicos pero él, él siempre era más grande y no, no cabía. Por fin le abrieron aquel hueco en aquel palo para que cupiera el señor y entró. Cuál no sería su admiración que va viendo un palacio adentro de aquel planta... de aquel palo. Era como un subterráneo, con muchas habitaciones, muy iluminado todo aquello. Entonces le dicen los enanos: —Mira. ¿Que si tú sabes hacer cosas de carpintería?
—Sí, cómo no.
—¡Aa! Pues van a componerme mi casa.
Ya fue él. Le llevaban clavos. Le llevaban madera y todo y empezó a componerles las cositas, unas cosas tan chiquitas que él ni de rodillas, creo, cabía. Entonces los enanitos empezaron a rodearse del señor. Le dicen: —¿Que tú tienes esposa?
Dijo: —Sí.
—¿Y que es tan grande como tú?
—Sí, igualmente.
Entonces le dicen: —Mañana te la trais a pasar el día para que nos componga las demás cosas que pueda ser que nos están cayendo.
—Bueno, ya me voy, les dice, —Porque ya les compuse su casa y se me hace noche y mi esposa tiene pendiente.
—No, no te vayas.
—Sí.
Unos le daban dinero, otros le daban ropa, otros le daban... no faltaba qué. Él iba cargado de tanta cosa y más dinero que nada. Y llenó la saquita de dinero, se llenó las bolsas del pantalón, las de la blusa. Iba muy contento. En eso llega a su casa y le dice la señora: —Ora sí. Ni leña trajiste. Yo no sé qué serían tus pensamientos.
Dice: —¡Mmm! ¡Qué te voy a cantar! Que di con unos enanos en un hueco del palo que te dije. Había uno de puros enanos. Y en eso salieron los enanos y me metieron para adentro. Es un palacio, la cosa más chula.
—¡Ay, pero me vas a llevar!
—Sí, sí te llevo, pero no mañana porque tal vez no tenga tiempo, que tengo que ir a componerles su casa y quieren que les haga la obra bien.
Que ella le hizo sus gorditas y se fue. Llegó y empezó a dar golpes como que iba a hacer leña y en eso salen los enanos luego luego. Ya sabían que él era. Llegaron.
—Ora sí. ¿Ónde está tu esposa?
—Pues no la traje.
—¿Por qué no la trajiste?
—Pos, porque... tenía que hacer y no tuvo tiempo de venir pero para otra vez sí la traigo.
Ya lo metieron para adentro y ya está él componiendo las casas. Pos que unos le daban diez pesos, otros daban veinte y ¡bueno! Por fin se llenó todo de dinero, las bolsas y la saquita en que llevaba sus gorditas y ahí pasa el día muy contento arreglando las casas.
—No deje de traer mañana su esposa.
—No.
Y ya se fue. En la nochecita llegó a su casa y le dice: —¿Quiubo? ¿Qué te dijeron?
—¡Mmm! Nada. Mira. ¡Qué bueno! No más ve pronto. Por eso traje. Ya le, le dio toda la ropa y dinero que llevaba y todo y...
—Sí, voy mañana.
Que otro día se fue la señora con él y se llevó su costura. En eso llegaron allá y ya salieron los enanitos y la encontraron. Ya le saludaron. Le pasaron para dentro. Ella era un imposible de caber en aquella casa también, una cosa tan chiquita. Se sentó por fuera de la puerta a hacer su gancho. Entonces los enanos encantados de la vida, ellos con el señor y las enanitas con la señora, pues comenzaron a mandarle hacer costura. Ya siguieron ellos trabajando y ellas también. Luego le mandaban hacer muchas costuras a la señora porque les hacía mucha costura. En esto la señora se fue para su casa. El señor en la noche le pegó un dolor. Se murió. La señora quedó sola.
Entonces dijo ella, dijo: —No tengo más sino de irme a vivir con los enanos.
Se fue para allá. La recibieron con mucho gusto. Allí siguió ella haciendo la costura a las enanitas. Les hacía fundas de almohada, les hacía embutidos para colchas, de diferentes costuras. Por fin que aquella señora se hizo rica de tanto dinero que les ganó. Se fue a la ciudad. Compró su casa, compró su mueble. Se puso a viver en ella allí con su hermana que tenía y siguieron muy felices.

 

Nº de referencia: 85

Al habla:
María Barba de González
(63 años)

Recopilado por:
Stanley L. Robe

Registrado en: Acatic (Acatic, Jalisco), el 12 / 10 / 1947

Transcrito por: Stanley L. Robe

Ver en el mapa: localidad / sitio de documentación / lugares mencionados

 

Este relato fue publicado en:

 Stanley L. Robe, 1970. Mexican Tales and Legends from Los Altos. Berkeley: University of California Press, núm. 67

Notas
This tale corresponds to none of those listed in the standard indexes. Its basic situation reminds one of A-T 503 The Gifts of the Little People but the principal episodes are entirely unrelated. One may note, however, two prominent motifs: F451.4.4 Home of dwarfs is endangered or destroyed; F451.5.1.5 Money or treasure given by dwarfs.

 

Ver los motivos
) -

 

Ver los tipos

. -

 

Materiales adicionales

 

 

Los materiales de este sitio pueden ser usados y reproducidos para fines de educación e investigación sin fines de lucro, citando su fuente y sus datos correspondientes (informante, recopilador, transcriptor, etc.). Cualquier otro uso requiere autorización. Este sitio es posible gracias al apoyo de la DGAPA, proyecto PAPIIT IA400213

© Laboratorio de Materiales Orales. ENES, UNAM Morelia.