Marcia y Marimonia

 

Este era un rey y una reina. Y un día la mu... la mujer estaba muy enferma y se murió. El rey le dijo que se tenía que casar con una mujer muy simpática. El hombre se casó con una mujer muy simpática pero tenían una niña muy simpática que no la quería la madrastra. También ella se puso a llorar sin consuelo porque su madrastra no la quería. Luego le decía su padre: —Al cabo yo te he de querer.
La mujer como no la quería le dijo: —Marcia, dice tu padre que si tú te comprometes a, a hacer de comer toda la comida de todo el mundo. Y la niña se fue a su pieza a llorar. Le arrimaron todo para hacer las comidas y luego se le apareció un pajarito: —¿Por qué lloras, buena niña?
—¡Uu! Pos, mi madrastra me puso a hacer de comer todas estas comidas.
—No te apures. Yo te voy a ayudar.
Y luego al ratito se pusieron muchas... mujeres a ayudarle. Y luego la niña se puso a hacer la comida. A las nueve ya estaba la comida hecha.
Y luego se la llevó y le dijo la loche: —Marcia, dice tu padre que te comprometes a lavar y a planchar toda la ropa de todo el mundo.
Y la niña se puso a llorar y se le apareció la otra vez el pajarito: —¿Por qué lloras, buena niña?
—¡Uuu! Pos, ¿por qué no he de llorar? Mi madrastra me dijo que, que tenía que lavar, planchar toda esta ropa.
—No te apures. Te voy a dar estas tres man... manzanas. A la primera la echas y prende la lumbre. A la segunda no más así la otra, si no a la tercera ya aparecieron muchas mujeres para ayudarle a planchar.
Luego luego acabó la niña y se la llevó ahí: —Marcia, dice tu padre que te comprometes a, a lavar toda la ropa de todo el mundo. La niña se puso a llorar y se fue al arroyo. Tretas y tretas le llevaban para lavar. Se puso a lavar la niña. Y luego se la llevó y se le apareció el pajarito: —Marcia, ¿qué te mandó la negra?
—¡Mmm! Pos, me mandó que lavara todo esto.
—No te apures.
Y luego luego se pusieron muchas mujeres a ayudarle. Luego la niña llevó la ropa lavada y le dijo: —Marcia, dice tu padre que te comprometes a traerle el anillo que se le fue al mar cuando se casó, y los juguetes y la cuna con que él se mecía.
La niña entonces se puso a llorar sin consuelo porque creía que no lo iba a hallar. Se fue ande y ande y llegó y le dijo el pajarito: —Marcia, Marcia, ¿qué te mandó la negra?
—Pos, que me mandó que sacara el anillo que se le cayó en el mar el día que ella... que él pasó allí cuando se casó y los juguetes con que él jugaba y la cuna con que se mecía.
—No llores. Ahorita te lo saco.
Llegaron al mar y el pajarito luego se mete allí, cuando se metió, y le sacó el anillo. Entonces dijo: —Mira. Llegas a una casita, la... donde está una viejita meciendo una cuna y hay una cajita dentro de la cuna. Luego le dices: —¡Ay, señora! ¡Tengo mucha sed! ¿No me haces el favor de darme un jarrito de agua? Y luego ella te va a decir: —No. No puedo dejar de mecer la cuna. Y luego tú le dices: —¿Y dónde está el pozo? —No, pos aquí abajito. —Vaya y mientras yo mezco la cuna.
Entonces llegó la niña allí con la viejita y le dijo, que: —¡Ay, mujer! ¿No me hace el favor de darme un jarrito de agua?
—No, pos no puedo, niña, porque estoy meciendo esta cuna.
—No. Pos, ¿dónde es el arroyito?
—No. Está abajito.
—Yo mientras le mezco la cuna.
—Ándale pues.
Y se fue la mujer. Cuando vio que se había bajado de la lomita la niña agarró la cuna y la cajita y corrió. Llegó a una lomita y luego le dijo el pajarito: —¿Hiciste lo que te dije?
—Sí, aquí está.
Luego le dijo: —No vayas a abrir la cajita porque después no te ayudo.
—Yo no la abro.
Y en medio del camino le dio mucha tentación y abrió la cajita y saltaron muchos monitos entre el llano. Y luego se agarró a llore y llore porque no podía agarrarlos.
Entonces le dijo el pajarito: —¿Por qué llora, buena niña?
¡Uuu! Pos, no hice lo que tú me dijistes y no puedo agarrar los monitos. Entonces el niño... el pajarito agarró... la agarró... los monitos y los echó a la cajita y le dijo: —Ora sí. No la vayas a dejar abrir.
Llegó la niña a su casa con todo. Entonces dijo el rey, le dijo el rey a la reina: —¿No ha venido la niña?
—Sí, ya vino. Aquí te trajo sus juguetes, el anillo con que... que te cay... cuando se te cayó al mar y tu cuna con que te meciste.
Entonces el rey se puso a llorar sin consuelo porque... al ver a su hija tan desarreglada y siendo reina. Entonces pidió que le compraran los mejores vestidos y mucha ropa y cosas así para vestirla y entonces la presentaron a la sociedad.
Este es el hombre... este es el cuento de Marcia y Marimonia.

 

Nº de referencia: 83

Al habla:
Sara Castellanos
(15 años)

Recopilado por:
Stanley L. Robe

Registrado en: Mezcala (Tepatitlán de Morelos, Jalisco), el 21 / 11 / 1947

Transcrito por: Stanley L. Robe

Ver en el mapa: localidad / sitio de documentación / lugares mencionados

 

Este relato fue publicado en:

 Stanley L. Robe, 1970. Mexican Tales and Legends from Los Altos. Berkeley: University of California Press, núm. 65

Notas
The tale whose text appears here has several features in common with A-T 432 The Prince as Bird. It coincides more closely, however, with a tale collected by J. Alden Mason in Puerto Rico and classified by Hansen as **429.

 

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) -

 

Ver los tipos

432. - The Prince as Bird.

 

Materiales adicionales

 

 

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