Carmelita y Luisito

 

Este era un señor que tenía dos niños y quedaron huérfanos y se casó con otra señora. Y la señora no los quería y una noche le dijo que si quería seguir viviendo con ella que se fue... que fuera a tirar a sus niños. Y los niños en la noche oyeron y previnieron una saquita de pedacitos de pan para llevar. Y otro día se los llevaron muy temprano.
Llegaron allá y les dijo... y, y por el camino iban tirando los pedacitos de pan. Llegaron allá y les dijo el señor: —Oritita vengo. Voy a... buscar leña para traer para poner la lumbre para almorzar.
Y luego se retiró y ya no volvió. Y él se vino para su casa y los niños se quedaron. Y después... ya pasa rato y los niños esperando al papá y no aparecía. Y se fueron a buscar el camino que habían hecho de los pedacitos de pan y no lo encontraron porque los pajaritos lo iban recogiendo. Y ya que, y ya que dieron con la vereda se volvieron y llegaron a su casa.
Y llegaron y dijieron: —Buenos días, papá.
—Buenos días. Fíjense que no pude encontrar leña y me vine de desesperado a mi casa.
—Pero nosotros nos venimos también.
Y ya llegaron, llegaron debiendo largos días. Y después la mamá le dijo otra vez al señor que si no llevaba a sus niños, se retiraba. Ella no los quería. Y fue... y el señor otro día se levantó temprano y los volvió a ir a llevar otra vez. Y se levantaron y se fueron. Ese día no previnieron nada. Y se los llevó otra vez por otro camino. Y allá los perdió. Y les dijo: —Oritita vengo. Voy a buscar leña para almorzar, para poner lumbre para calentar de almorzar.
Y se fue el señor y no volvió y los dejó perdidos. Y ellos buscando el camino y no lo encontraron. Y ellos cansados que andaban. A lo lejos devisaron una casita entre el monte. Y se fueron derecho a la casita y llegaron y tocaron a la puerta y salió una señora. Esa señora era una bruja que vivía a lo lejos allá en el desierto. Llegaron y le dijeron: —Buenos días, señora.
—Buenos días, hijitos. Pásense.
—Nada más nos venimos a recoger aquí con usted porque nos perdimos de nuestro camino y no damos con él para irnos a nuestra casa.
—Pasen para dentro. Aquí es su casa. Dijo: —¡Qué bueno que vinieron! Siquiera tengo quien me ayude a hacer mi quehacer. ¿Tú, cómo te llamas?
Dice la niña : —Yo me llamo Carmelita.
—¿Y tú?
Dice: —Yo me llamo Luisito.
—Entonces tú Carmelita me ayudas a hacer el quehacer. Y tú Luisito te encierras en una pieza para cebarte para engordar para comérmelo.
Y en seguida lo metió a una pieza y le encerró con llave. Y todos los días le metían de comer por debajo de la puerta para que no saliera él. Y la bruja quería engordarlo para comérselo. Y Carmelita estaba muy... con mucho pendiente porque su hermano, creía que lo iban a matar. Y en seguida le dijo, otro día de que... sacaron luego... de largo tiempo le dijo: —Luisito. Asoma un dedito para tentarte a ver qué tan gordo estás. Yo creo que con tanta comida que te he dado has engordado mucho.
Y Luisito sacó un dedito y la tentó y le dijo que estaba bueno. Y ya Carmelita se pro... pusieron ella y Luisito de acuerdo cuando la señora no estaba y le dijo Carmelita: —Mira, Luisito. Cuando la señora te saque... de adentro y te diga... porque prendió el horno en la mañana... y te diga que te asomes para ver cómo está el horno, entonces le decimos nosotros que primero se asome ella para, para que nos diga qué tan bien está para que lo vea pronto y en seguida me asomo yo.
Y al tiempo que se echa la señora a ver el horno a ver qué tan bien estaba, entonces entre los dos la arrojaron al horno y le taparon la puerta. Y la bruja adentro gritaba: —¡Por Dios, Luisito! ¡Por Dios, sáquenme de este horno! ¡Sáquenme y no les hago nada!
Y los niños le taparon bien. Se quedaron viendo afuera y la bruja adentro con sus lamentos. Y esa bruja tenía un encanto en esa casa desencantada. Y salió... ya de esa casa, se descubrió y tenía unas princesas encantadas. Eran tres muchachas muy bonitas, hijas de un rey, y ya que desencantaron abrazaron a los niños y siguieron allí viviendo muy felices.

 

Nº de referencia: 64

Al habla:
Victoriana Morales
(23 años)

Recopilado por:
Stanley L. Robe

Registrado en: Acatic (Acatic, Jalisco), el 28 / 10 / 1947

Transcrito por: Stanley L. Robe

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Este relato fue publicado en:

 Stanley L. Robe, 1970. Mexican Tales and Legends from Los Altos. Berkeley: University of California Press, núm. 46

Notas

 

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) -

 

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327A. - Hansel and Gretel.

 

Materiales adicionales

 

 

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