Periquito y Mariquita

 

Era un señor que tenía dos hijos, una niña y un niño, y el señor era viudo.
Se casó con otra y la madrastra era muy mala con sus hijos. Un día le dijo al esposo: —Está bueno que vayamos a ver dónde dejamos a los niños por allá porque no quiero tenerlos aquí. Estoy contigo o deja a los niños.
Entonces el señor se levantó muy temprano y le dice: —Hijos, vamos a la leña.
—No, papá. Tenemos frío.
—No, hijo. Levántense.
Entonces fueron a la leña y por allá los dejó. Entonces el niño se agarró... se vino el señor, y la niña se agarró a llore y llore. Entonces le dice a su hermanita: —No te apures, hermanita. Vamos a ver hasta dónde llegamos.
Fueron a camine y camine. Llegaron con su padre. Le dice: —Padre, ya vinimos. Usted nos dejó allí en el bosque pero nosotros nos vinimos a nuestra casita.
Entonces les dice el señor: —Pasen, hijitos.
Como el señor los quería mucho, a él le dio mucha lástima y se agarró llorando. Entonces les pasó para dentro y les dice: —Hijitos, ¿qué hicieron ustedes allá?
—Padre, pos puro llorar, porque no encontramos nuestra casita. Ni a usted tampoco.
Entonces dice la señora: —¡Bueno! Entonces ya me voy yo. Si quieres tener tus hijos me voy.
Entonces le dice el señor: —No. Mejor mañana voy y los vuelvo a dejar por allá.
Entonces el niño oyó y él guardó su pan. Entonces del pan guardó una pieza de pan y se fueron otro día a la leña. Se fueron caminando y él iba regando pedacitos de pan para el regreso de nuevo a su casa. Entonces el señor se vino y los dejó allá. El niño se vino a camine y camine y camine y como ya no encontró el pan porque los pajaritos se lo comieron.
Así es que vieron una lucita y se fueron caminando hasta onde llegaron.
Allí encontraron a una señora y les dice: —Pasen, buenos hijos.
Entonces pasaron los niños y les dice: —¿Quién es su papá?
Y ya le dijieron, que era un señor que vivía en el bosque y que los había perdido porque la madrastra no quería tenerlos allí. Entonces les dice: —Pasen, buenos hijos.
Y los pasó y los metió a una pieza para que cuando estuvieran gorditos comérselos, porque era una hechicera. Los niños se lo metieron allí y la Virgen santa apareció y les dice: —Buenos niños, aquí esta mujer los va a matar cuando estén gordos. Va a pasar un ratón y le mochan la cola y cuando la señora les diga, —ahoy, hijos, ¿qué tan gordos están?, ustedes le sacan la colita para fuera para que sí vea que están flacos.
Entonces fue la señora y les dice: —Buenos hijos, a ver, ¿qué tan gordos están?
Sacaron la colita del ratón para fuera y vio que estaba muy flaca y les dice: —No, hijos. Están muy flacos. Voy a guardarlos otros días más.
Entonces la señora se fue a traerles de comer para que engordaran más pronto. Entonces les vuelve la mujer y les dice: —Buenos hijos, ¿cómo están?
Entonces les enseñaron un huesito de pollo y les dice: —¡Uy, hijos! Están reteflacos. Entonces dice: —Bueno. Así te... así me los voy a comer.
Entonces salieron los niños y la señora les dice: —Miren. Métanse ahí a este horno a ver qué tan caliente está.
Entonces los chiquillos le dicen: —Mejor métase usted para ver. ¡Qué modo! Ya nos metimos nosotros.
Entonces la señora abrió el horno y se asomó y mientras los chiquillos la arrempujaron y la metieron. Entonces le cerraron el horno y allí se quemó la hechicera. Entonces decía: —Miren, buenos hijos. Ábranme y les daré muchas riquezas.
Entonces los niños dijieron: —No.
Y entonces entregó las llaves y los niños fueron a abrir las cajas. Encontraron unos gallos o sean unos perros. Y luego allí entonces los perros se los dejaron ir a quererlos morder y entonces los niños les dijieron: —¡Oo, buenos perros! ¿Por qué se abalanzaron sobre nosotros?
Entonces la niña empezó a llorar y los perros se retiraron. Entonces dijo: —Varita de virtud con la que tú tienes y la que yo tengo, quiero que me ayudes con mi padre.
Se fueron a camine y camine y llegaron con sus padres. Los hallaron bien ancianitos, pobres, muy enfermos, y los niños eran ricos. Entonces les dieron, les dieron dinero y se los llevaron para el palacio. Allí fueron felices todos los niños y aquí se acaba el cuento de Periquito y Mariquita.

 

Nº de referencia: 63

Al habla:
Celia Álvarez
(17 años)

Recopilado por:
Stanley L. Robe

Registrado en: Mezcala (Tepatitlán de Morelos, Jalisco), el 21 / 11 / 1947

Transcrito por: Stanley L. Robe

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Este relato fue publicado en:

 Stanley L. Robe, 1970. Mexican Tales and Legends from Los Altos. Berkeley: University of California Press, núm. 45

Notas

 

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) -

 

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327A. - Hansel and Gretel.

 

Materiales adicionales

 

 

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