La danza de las doce princesas

 

Este cuento lo cuenta Jaime Gutiérrez Robledo y se llama la danza de las doce princesas.
Hubo una vez en un castillo un rey que tenía doce princesas y de las cuales en la noche no se sabía dónde andaban, pues en la mañana amanecían sus zapa... sus zapatillas algo desgastados. Y dio un decreto, que el que supiera o diera con... en tres días, diera donde bailaban o andaban durante la noche las princesas y se casaría con la que quisiera y le daría la mitad de su reino.
Un soldado que oyó ese decreto dijo: —Pues, yo iré a ver, a ver si puedo encontrar, ya que yo ya no sirvo para nada. ¿Quién sabe si la suerte me sonríe?
Y fue, pues, por un camino y divisó el castillo a lo lejos cuando se... a la vuelta de un camino se le encontró un viejecito que le preguntó: —¡Oiga, buen hombre! ¿A dónde va usted?
Dice: —Pues voy a un... al castillo que queda allí, aquí cerquita, a saber dónde van las doce princesas o a que me maten.
Y el viejecito, como lo vio muy buena gente, le dijo: —Mira. Yo ya soy muy viejo pero soy muchas cosas. Cuando tú veas que la princesa más grande te ofrezca una copa, tú haz como que te la tomas pero tírala al otro lado, pues tiene un narcótico muy fuerte que te hará dormir. Y así no podrás saber en dónde andan las princesas. Y le dijo: —Toma, pues, esta capa y póntela cuando quieras ser invisible. Así podrás seguirlas más pronto y más bien sin que ellas se den cuenta.
Así, pues, nuestro buen hombre llegó al castillo y se presentó ante el rey y le expuso sus ideas y le dijo que estaba bien, que lo iba a ocupar. Se fue, pues, el soldado con las doce princesas en la noche y lo... la princesa más grande le dio la bebida. Ese, como le había dicho el viejo, agarró la copa y la echó en un... al suelo. Y así no se tomó su narcótico.
Estaban ya todos acostados y dando las doce. Se levantaron todas. Él, como no se había tomado nada, se levantó y se puso su capa. Y vio que todas se ponían unos zapatillas nuevos, se vestían de gala y abrieron un... una tapa donde un subterráneo. Y él abrió también la tapadera aquella y siguió detrás de ellas, caminando por un sendero. Y entonces fue cuando él sin querer le pisó a la más chica en su... su vestido.
Ella le dijo a las hermanas: —¡Ay, hermanas! ¡Sabes quién me ha tocado el vestido!
La más grande le respondió: —Ésa está muy nerviosa por el soldado, pero yo ya le he dado su narcótico y está ahorita profundamente dormido.
Entonces el soldado siguió más... más retirado a las princesas, las cuales llegaron a un estanque. Y estaban doce... doce hombres esperándolas en unas doce barquitas, las cuales estuvieron cada una en la suya. El soldado se subió en el de la más chica y el hombre le dijo: —No sé qué tengo ahora pero es que no puedo mover bien la barca. Está muy pesada.
Dice: —No te preocupes. Todo saldrá bien.
Llegaron, pues, a la otra orilla y había un... un salón de baile, las cuales empezaron las princesas a bailar. Ya muy tarde fue cuando se vinieron, se volvieron por donde mismo y el soldado por donde mismo se vino. Entraron a un bosque de árboles de oro y el soldado agarró una ramita. Después pasaron por uno de árboles de plata y agarró otra ramita.
Y así pasó, la segunda noche igual que ésta. A la tercera noche las volvió a seguir como la anterior pero entonces agarró una copa de las que habían bebido y se trajo... una zapatilla de las que habían dejado allí. Al tercer día le dijo el rey: —¡A ver, pues, mi buen hombre! Quiero que me digas qué has sabido así con su deber o... o no, pues, así para matarte.
Entonces el hombre le dijo: —Mire. Las princesas bailan por un subterráneo que hay debajo de una cama. En ese subterráneo hay dos bosques, uno de árboles de oro y otro de árboles de plata. Después hay un estanque y hay doce hombres esperándolas. Y luego bailan toda la noche y toman en doce copas. Aquí está una copa de las que en ellas toman. Es, pues, lo que he sabido. Aquí me tiene.
Y le dijo: —Es... ahora quiero que escojas tú mismo la que quieras por tu mujer. Él como, pos, la más chica... estaba muy viejo él para la más chica, escogió a la más grande. Así, pues, fue como el hombre fue rey y vivió... muy felices por durante muchos años.

 

Nº de referencia: 57

Al habla:
Jaime Gutiérrez
(16 años)

Recopilado por:
Stanley L. Robe

Registrado en: Tepatitlán de Morelos (Tepatitlán de Morelos, Jalisco), el 25 / 8 / 1947

Transcrito por: Stanley L. Robe

Ver en el mapa: localidad / sitio de documentación / lugares mencionados

 

Este relato fue publicado en:

 Stanley L. Robe, 1970. Mexican Tales and Legends from Los Altos. Berkeley: University of California Press, núm. 39

Notas

 

Ver los motivos
) -

 

Ver los tipos

306. - The Danced-out Shoes. (Including the previous Type 306A.)

 

Materiales adicionales

 

 

Los materiales de este sitio pueden ser usados y reproducidos para fines de educación e investigación sin fines de lucro, citando su fuente y sus datos correspondientes (informante, recopilador, transcriptor, etc.). Cualquier otro uso requiere autorización. Este sitio es posible gracias al apoyo de la DGAPA, proyecto PAPIIT IA400213

© Laboratorio de Materiales Orales. ENES, UNAM Morelia.