El conejito travieso

 

Había una vez un conejito muy travieso que le gustaba ir a batir el agua a un pozo que había en las afueras de la ciudad. Las señoras lavadoras áhi llenan sus cántaros, al agua y en vez de verla limpia, ven el agua batida.
—Bueno. ¿Quién viene tan temprano a batir el agua? Dice: —Vamos a hacer un mono de cera. Lo ponemos aquí junto al pozo, dice, para saber quién es ése que viene a batir el agua.
Muy bien. Hicieron un mono de cera y lo pusieron a un lado del pozo.
Viene el conejito muy temprano antes que llegaran las señoras a llevar el agua. Al ver el mono se sorprendió y dice: —Bueno, mono. Dice: —Tú ¿qué estás haciendo aquí?
El mono naturalmente no contestaba. Era de cera.
Dice: —Quítate de ahí porque te doy un manazo.
Al pegarle un manazo se quedó pegado de la mano.
Dice: —Suéltame la mano porque te doy con otro manazo.
Le dio el otro manazo y quedó pegado de la otra mano.
—Suelta mis dos manos porque te doy con una pata.
También se quedó pegado de la pata.
—Suéltame mi pata porque te doy con la otra.
Y también tuvo que darle y con la otra se quedó pegado.
Llegan las... iban a llegar las señoras cuando él estaba muy triste. Dice: —Me van a poner una paliza.
En eso pasa un lobo. Le dice: —Hermano lobo, ven. Ven, despégame de aquí, que no puedo zafarme. Y si vienen las señoras y me pueden dar una paliza.
Dice: —No. Dice: —¿Para qué me contradices? Si quedaste pegado, áhi quédate.
—Mira. Si me sueltas te voy a dar un queso muy sabroso. Yo sé dónde está. Yo te llevo.
Fue el lobo. Dice: —Bueno. Dice: —Me vas a dar un queso pero me lo vas a dar, cinco.
—Ándale, pues.
Ya lo empezó a soltar. En esto llegaron las señoras y se va a cazar en donde sea el conejito. Se fue y lo llevó. Dice: —Y ahora ¿dónde... de dónde le voy a dar el queso?
Lo trajo caminando todo el día por un lado y otro y esperaba que se hiciera de noche. Al hacerse la noche salió la luna. Le llevaron donde estaba un pozo. La luna se reflejaba en el agua. Y le dice al lobo, dice: —Mira.
Y el lobo tenía mucha hambre y dice: —Bueno. ¿Dónde está mi queso? ¿Cuándo me lo vas a dar?
Dice: —Mira, ve. Vamos para dártelo. Dice: —Pero tú tienes que sacarlo, que yo no puedo.
Lo llevó al brocal del pozo y lo hace que se asome y dice: —Mira. ¡Qué queso! Y muy redondito, muy bueno.
Dice: —A ver, tú. Dámelo tú.
Dice: —No. Dice: —Tú te lo vas a comer. Tienes que entrar tú primero.
Dice; —No, que entres tú. Sigo yo.
—Muy bien.
El lobo como tenía tanto apetito se dejó caer al pozo y ya después ya no podía salir. Andaba casi ahogándose. Con mil, tantos trabajos salió para fuera y en ese mientras el conejo se fue. Dice: —¡Ay! Pero no me encuentre ese conejo porque lo voy a matar.
Pasó tiempo y un día encuéntrase el conejo y le dice: —Ora sí no te voy a perdonar la vida. Te voy a comer porque me engañaste. Me dijistes que era queso y era, era agua.
Dice: —Sí. Dice: —Tú te dejastes ir al agua y yo no tengo la culpa. Así es de que a mí, ¿a mí por qué me vas a matar?
Dice: —¡Aa, mira! Dice: —Eso dices tú.
—Pues bien. Yo te voy a llevar a donde hay muchas gallinas. Dice: —Vamos.
—Muy bien.
Se fueron caminando. Dice, dice: —Pero no me vas a engañar otra vez porque inmediatamente te mato.
Dice: —No, no te engaño.
Lo llevó a donde estaban unas colmenas. Estaban alli los cajones de colmenas y le dice: —Mira, ¡mmm!, los gallineros y alli están las gallinas adentro. Entra y te las puedes comer todas las que tú quieras.
Dice: —No. Ahora vas a pasar tú primero.
Dice: —No. Aquí te espero, dice, dice, —porque si me ven a mí piensan que yo fui el que te dije "entra tú primero".
Entró y cuál sería su sorpresa que se le pegaban todas las abejitas a picarle y en ese mientras se fue el conejo. Muy bien.
Encuéntrase el lobo con el conejo y le dice: —Ahora sí no te la voy a perdonar. Ya me hiciste ya dos y ya con ésta no te la perdono.
Y empieza el conejito a correr y el lobo a alcanzarle.
Dice: —¡Ay! Mira, manito lobo. No me mates. Y te llevo donde hay una longaniza. ¡Ay, pero buena! Mira, en la mañana la vi. ¡Vieras qué buena longaniza! La tienen allí haciéndola.
Muy bien. Dice: —Bueno. Te voy a perdonar la vida. Ha de estar muy buena la longaniza.
Dice: —Sí. Dice: —Además, puedes comer mucho. Dice: —Me comes a mí. Yo estoy muy chiquito. No alcanzo a ser nada para ti. En cambio, si te llevo a la longaniza puedes saciar tu, tu apetito y ya no tienes mucha hambre.
Dice: —Muy bien. Llévame, pues, a la longaniza.
Se fueron. Se fueron donde estaba... muchas víboras. Y estaban empezando a hacer ¡SS, ss, ss!
—Dice: —¡Ay! ¿Ves qué bien que está friendo? Dice: —Ese ruido es de que se está friendo la longaniza. Dice: —Ya vamos llegando, dice, —para que te comas la longaniza.
Llegó y al llegar alli le dice: —Mira, ¡qué longaniza tan buena!, dice.
Eran las víboras que empezaban a retorcerse. Llega el lobo y se fue a comerse la, la longaniza y inmediatamente las víboras lo picaron. El conejito dice: —¡Ora, sí! De éste ya me salvé. Al fin que el, el lobo se deje morirse.
Sí, así fue. El, las víboras lo picaron y inmediatamente murió el lobo. El conejito se fue a batir el agua pero no fue así. Las señoras ya estaban allí y le han puesto una paliza que yo creo de ella casi murió.
Colorín, colorado. Este cuento se ha acabado.

 

Nº de referencia: 33

Al habla:
Agustina Gómez
(24 años)

Recopilado por:
Stanley L. Robe

Registrado en: Tepatitlán de Morelos (Tepatitlán de Morelos, Jalisco), el 22 / 9 / 1947

Transcrito por: Stanley L. Robe

Ver en el mapa: localidad / sitio de documentación / lugares mencionados

 

Este relato fue publicado en:

 Stanley L. Robe, 1970. Mexican Tales and Legends from Los Altos. Berkeley: University of California Press, núm. 15

Notas

 

Ver los motivos
1) K741 - Capture by tarbaby.
2) J1791.3 - Diving for cheese.
3) K1023 - Getting honey from the wasp-nest.

 

Ver los tipos

34. - The Wolf Dives into the Water for Reflected Cheese. (Including the previous Type 34B.)

49. - The Bear and the Honey.

175. - The Tarbaby and the Rabbit.

 

Materiales adicionales

 

 

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