[ El Cristo que sudaba ]

 

 

Berenice: ¿Por qué cree que usted sí pudo verla y la demás gente no?
Teresa: Pues no sé por qué, fíjese. Que este, no sé por qué, porque mire, fíjese que una vez también aquí, tenía yo la tentación porque yo siempre con mi mamá desde chiquita, desde que yo fui catequista de niña, para catecismo, y hasta la fecha todavía me entremeto en andarles ayudando a cuidar los niños cuando las posadas, y todos los padres, pues, les gusta que yo vaya a cantar la misa, o, pero que vaya. Y hay muchos que van ya todos saben que, ya ya yo nada más estoy aquí atrás, yo ya no voy. Ya le digo que sí, este, que sí que yo anduve a la fecha le digo, por qué pues, y una vez me dijo mi mamá, ya ella ya murió, a misa, nos íbamos a misa, diario a misa, diario, diario. Pues yo tenía la tentación que, aquí el patrón es el señor del perdón. Él, este, lo tenían nomás así todo encueradito,nomás con su sandalito, y yo siempre llegaba, con mi mano, no ve que tienen una aquí. Llegaba yo y le calentaba con una mano:
—¡Ay!, ¿cómo estás de frío?
Y lo tentaba, sentía yo que lo calentaba, ¿verdad?
Y diario era eso a la entrada y a la salida. Pero diario que yo, ay que me dijo, una vez ya toda la gente se salió. Me quedé yo y mi mamá y otra señora que también ya murió, y este y salí yo por delante de ellas y, otra vez le tenté su estomaguito, y ya. Va creer que cuando salí, cuando entré no estaba mojado, cuando yo salí, estaba bien mojado de esto de aquí. Mire que me hago así la mano y dije: “Bueno, ¿por qué?”. Me vi la mano, llena de agua, mi mano. Y fíjese que, que mi mano me tentó y yo le conocí a una madre que estaba ahí con mi muchacha, le dije:
—Ay madre, pues por qué sería. ¿No querrá que yo lo ande agarrando?
Y dijo:
—No, dijo, ¿sabes por qué fue? Dice: Porque tú crees que tiene mucho frío y llegas y lo tientas y sientes tú que lo calientas con tu mano, pero pa que veas que él pensó de hacer eso contigo porque él no tiene frío, y tú crees que él tiene frío. Pus va creer, que mire, que me hice toavía así y la mano y las gotitas y ya la señora se viene tras de mí y le digo:
—Mire, cójale aquí.
Y me dice:
—Ay, está sudando.
Dije:
—¿Sudando?
Me dijo:
—Sí.
Y ya pues la madre eso me comento, y dije yo… otra señora le platiqué, me dijo:
—Con un centativo que le pongas.
Vaya usted a saber yo no sé qué quedrá o por qué, pero eso me pasó, fíjese. Y ya, ya ya no hago, pues por tentarlo, pero, ya no porque lo subieron más arribita. Y ya pus llego, pero ya, cuando lo bajan, nomás a besarlo el día de su fiesta el tres de mayo. Pero este, ya le digo qué sabe por eso será, que a veces veo alguna cosa y les platico pero no me creen. Les digo:
—Pues no, pues, me crean, ya pues estoy loca, les digo yo [risas].
Pero sí así pasó. Ya le digo, sí pasó y así existió, pero ya le digo.

 

Nº de referencia: 315

Al habla:
María Teresa Melchor Moya
(72 años)

Recopilado por:
Berenice Granados Vázquez
Santiago Cortés Hernández

Registrado en: Zirahuén (Salvador Escalante, Michoacán), el 25 / 1 / 2013

Transcrito por: Berenice Granados Vázquez

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