[ El castigo de la sirena ]

 

 

Y cállese que una vez, mire, me puse a platicarle aquí como siempre que aquí estoy yo porque mi muchacha aquí trabaja conmigo, una, unos hijos de mi patrona que yo trabajé con ella [mjm]. De a tiro me tiene confianza, pues, a mí, y ahora a ella, porque desde muchacha he trabajado con ese señor, ya mi hija, pues, y este y le digo:
—Hija, pues te tienen confianza, porque a mí mi mamá me decía:
—Mira, hija, si van a trabajar en alguna parte nunca vayan a agarrar nada, porque no es bueno que agarren las cosas, porque luego las castigan y no, no, no vayan a andar agarrando nada.
Y así nos dejó, pues, impuestos. Y ya le digo que, que ella pues, que hasta la fecha todavía está trabajando con esos hijos de esa señora donde yo estuve. Y ya le digo que así pasa, pues, con esa muchacha. Y no, y yo creo que sí, pues porque mire, este, una vez me puse a platicar así como orita que les estoy platicando a ustedes, luego, me bajé a bañar, luego ya me dio calor y me, me, me bañe, y como siempre aquí está esa lancha y el chofer se subía arriba. Ya pues que llegué una ola, estando así mire, llegó una ola, pero fuerte la ola que me aventó, mire, taba yo sentada en el lavadero, bañándome así, cuando acordé ya estaba así, como a la distancia, de ahí donde está la silla me aventó la ola. Tirada, quedé tirada, la ola se recogió y yo me quedé tirada en la arena. Y ya que me asusto y que volteo pacá, ay, no me haigan visto los que están acá, aquí, pues, en la lancha. No no había nadie. Ya qué hice, me levanté, ya me seguí bañando, pero ya desde esa vez como que me da miedo, porque yo creo que, pensé yo, que a lo mejor no quiere que yo platique. Y, y, este me aventó la ola. Y ya desde esa vez, sí me meto a bañar, pero ya con miedito, pues, pero no, ya, no me ha aventao, pero sí me aventó ese olón de… de agua.
Berenice: Por estar platicando de ella.
Teresa: Pensé yo, yo creo que por eso, ¿verdad?. No, y es que hay veces que sí se viene esa ola, se viene muy fuerte. Y este, y por eso digo que a lo mejor, como siempre viene esa ola y, y, llega muy lejos, pues, muy alta, ella me aventó, y pensé yo, a lo mejor porque les platico, pues, aquí, ya no les voy a platicar [risas]. Y luego me dicen:
—Venga.
Y les digo:
—Ay. Yo ya no voy.
Y luego me dicen, pues ni creen, así han de decir que esa señora nomás nos cuenta, pero fíjese que yo sí he tenido muchas dichas de cosas. Le digo, por eso le digo, no yo ya no les voy a contar nada.
Berenice: ¿Es usted muy sensible para ver cosas así?
Teresa: Por eso les digo que ya no les quiero contar, y luego me dicen: ven, ven. ¡Uy!, ya díganles que no estoy [risas]. Díganles que yo ya no estoy. Pero ya le digo que yo pues síi, pero le digo: nadie me cree. No me creen. Les digo:
—Pues no me crean solamente yo que vi eso, lo creo, porque, porque nadie más me cree. Les digo. No la han visto, porque a ustedes no les tocó verla, sólo a mí.
Pero sí ya le digo que eso, pues, me pasó a mí.

 

Nº de referencia: 314

Al habla:
María Teresa Melchor Moya
(72 años)

Recopilado por:
Berenice Granados Vázquez
Santiago Cortés Hernández

Registrado en: Zirahuén (Salvador Escalante, Michoacán), el 25 / 1 / 2013

Transcrito por: Berenice Granados Vázquez

Ver en el mapa: localidad / sitio de documentación / lugares mencionados

Ver la entrevista completa

Notas
Para comprender el contexto de este relato véase la secuencia de la entrevista completa.

 

Ver los motivos
) -

 

Ver los tipos

. -

 

Materiales adicionales

 

 

Los materiales de este sitio pueden ser usados y reproducidos para fines de educación e investigación sin fines de lucro, citando su fuente y sus datos correspondientes (informante, recopilador, transcriptor, etc.). Cualquier otro uso requiere autorización. Este sitio es posible gracias al apoyo de la DGAPA, proyecto PAPIIT IA400213

© Laboratorio de Materiales Orales. ENES, UNAM Morelia.