El borrego y el gato

 

Este era un borrego y un gato. Vivían en una casa de unos ancianos. Dichos ancianos tenían un muchacho y pensaban casarlo. Y no hallaban qué darles de comer a los matri... para el matrimonio, para la boda, y pensando que qué le darían, cuando dice la señora mayor, ¿verdad?, la mamá. Como quieren cenar, dijo así: —Vamos. He pensado que matemos al borrego para la boda y el gato para que no lo coma.
Y el gato, haciéndose tonto, abría los ojos. Los cerraba. Estaba oyendo. Así entonces ya sabes se fueron a dormir los viejitos. Y entonces quedaron en eso. El gato salió inmediatamente al corral y le dijo al borrego: —Vale borrego, vale borrego, mal nos va.
—¿Por qué?
—Pos, porque decían los patrones que van a casar al hijo y que dispués matarían al borrego para la boda y el gato para que no lo comiera. Pos, nos van a matar. ¿Qué hacemos?
—De veras. Pos, ¿qué hacemos?, dijo el borrego.
Dice: —Vamos, de camino. Yo te saco de aquí. Nos vamos, sin más.
—Ándale pues. Agarra de tu cola.
Agárrase de su cola, y lo sacó por la pared. Caminaron toda la noche. Se fueron. Otro día por la mañana dichos viejecitos se hallaron colgados, sin encontrar qué darles, darles de comer a los dichos novios. Bueno. Caminando todo el día, éstos llegaron a una parte donde se encontraba un buey viejo y le dicen: —Amigo. ¿Qué andas haciendo?, dijo el gato.
Dijo: —Pos, amigos. Áhi tiene usted, que cuando estaba muchacho, me querían mis amos. Me daban bien de comer, me echaban buenos yugos, buenos arados, y ahora que ya estoy viejo me echaron a que me coma las yerbitas acá, a morirme acá al campo.
—Bueno. Si quieres vente con nosotros, dice el gato. —Y conmigo tienes agua que beber, comida que comer, no más no tenemos dinero que gastar.
—¿Para qué quiero dinero?, dice.
—Vámonos, dice el buey.
A poco andar encuentran un burro, viejo también. Y le dice el gato: —Amigo burro, ¿qué andas haciendo?
—Áhi tiene usted no más. Me echaron acá al campo a que coma el, zacate seco porque ya no serví para nada.
—¡ Umm! Pos si quieres, vámonos. Conmigo tienes agua que beber, comida que comer, no más dinero que gastar no.
—¡Aa! ¿Pa qué quiero dinero? Vámonos.
Se fueron el borrego... el burro también. Ya eran cuatro. Más adelante vieron un cócono que ya volaba para la sierra por miedo a que lo mataran para no ser víctima en un matrimonio que iba a dar el patrón. Y éste andaba cojeando muchísimo. Entonces el gato le dice: —Pero dime, guajolote. ¿Qué andas haciendo acá?
Dice: —Pues áhi tiene no más, que me iban a matar para la boda y yo volé y me le vine. Yo ando acá sufriendo.
—Si eso quieres, vale, vámonos. Conmigo tienes agua que beber, comida que comer, no más dinero que gastar no tienes.
—Bueno ya. ¿Pues pa qué quiero dinero? Vámonos.
Ya eran cinco. Más adelante pasaron por unas paredes viejas. Estaba un gallo. Al tiempo que lo vio el gato le dice: —¿Quiubo, vale gallo? ¿Qué andas haciendo?
—Pues áhi tiene no más. Que me jugó mi patrón en las peleas de gallos y yo, me dieron una picada en aquel ojo y yo corrí. Estaba herido, y, pues, sabía que me iba a matar y yo por eso me vine. Yo me vine para acá. Yo ando sufriendo mucho. No tengo ni qué comer.
—Pues vámonos, vale. Mira. Conmigo tienes agua que beber, comida que comer, no más dinero que gastar no.
—Pues vámonos.
Se fueron. Ya eran seis. Entonces se encuentran a un palomo. Dice: —¿Quiubo, vale palomo? ¿Qué andas haciendo ahí?, le dice el gato.
Dice: —Pues áhi tiene usted. En un tiempo me iban a matar mis amos. Yo volé luego y me vine. Yo acá ando sufriendo.
—Pues vente con nosotros.
—¡Uu, lo voy a hacer yo! Voy a trabajar con usted mejor.
—Sabes que con nosotros tienes agua que beber, comida que comer, no más dinero que gastar no tienes.
—No, ¿pa qué quiero dinero? Vámonos.
—Vámonos.
Se fueron. Más adelante pasaron por una lagunita... laguneta donde andaba un pato. Dice: —¿Quiubo, vale pato? ¿Qué andas haciendo ahí?
Dice: —Pos salieron los cazadores. Mataron a todos mis hermanos y a mí me... y de ellos me he escapado. Y áhi tiene usted que se... no hay nada que hacer.
—Pues, si quieres, vale, vámonos. Sabes que con nosotros tienes agua que beber, comida que comer, no más dinero que gastar no.
—¿Pa qué quiero dinero? Vámonos.
—Vámonos, pues.
Se fueron los ocho personajes. Llegaron a una aldea, a una cueva donde asistían muchos animales, casi puros de noche ¿verdad? Animales esos, zorras, tejones, zorrillas y coyotitos. En fin, animales de ésos de monte, malditos, corrientes, no muy bravos. Allí dormían ellos. Y éstos al llegar allí dicían: —Para pasar la noche, hay que ver primero.
El gato, que tiene muy buena vista, se paró en la puerta de la cueva. No estaban allí los ... los dueños de la cueva. Y este extendió su vista hasta los últimos rincones y vio que no había no .ningún peligro. Dice: —Pasen. No hay gente.
Se metieron. Al entrar formó a un lado de la puerta al buey viejo. Al frente, el burro viejo. En seguida del buey viejo se puso el... el dicho borrego. Al otro lado se puso el cócono. ¡No, se puso él! Luego al otro lado al cócono. Y al otro lado puso el gallo. Al otro lado al palomo y al otro lado al pato. Allí los arregló. Y luego les arengó y les dijo: —Hermanos, aquí al que venga tenemos que darle duro como el fierro, sea quien sea.
Siempre en que a poco llega una coyota que tenía... que tenía mucha hambre, y llega allí con una zorra: Dice: —¡Tengo hambre, tengo hambre, tengo hambre!, cuando llega a la dicha puerta.
Y entonces estaban reclinados todos los animales de aquella cueva en frente debajo de un árbol. Y le dicen: —No te metas porque hay gente.
Y entonces la coyota dice: —Ya a mí no me importa. Yo tengo hambre y yo me meto.
—Pues métete, pues, le dicían.
Luego se metió. La agarraron de su cuenta. Le dieron una trillada todos y ya la mataban. Al fin y al cabo de tantos denuestos allí y los golpes que le daban, los otros considerando: —¡La andan matando! ¡La andan matando! ¡La andan matando! ¡La andan matando!
Y se enfurecía, ya gritaba, ya gemía, ya lloraba y... por fin, salió, todo hecha pedazos. Fue y le dicen: —¿Cómo te fue? —¡Ay, muy mal me fue!
—Pos, ¿qué te sucedió?
Dice: —Al entrar estaba un señor sombrerón que con el sombrero grande me aventaba y me paraba y de cada golpe me... desmayaba. En seguida en frente estaba un maestro herrero. Me dio tan fuerte martillazo que vi todas las estrellas del cielo. Más adelantito estaba un rey muy lanudito que me dio un cabezazo que me dejó viendo muchas... En frente estaba un maestro zapatero que con las navajas me sacó las correas del espinazo. ¡Aa, qué bárbaro! Más adelante estaba un... un señor cantando y decía: —¡Échemele por aquí! Y este sí, si me han echado por allí, me matan. Era el gallo. Más en frente estaba uno de cabecita blanca... ¡No! Un señor de unos gorditos aquí en el pescuezo. Y ése decía: —¡No has de ver otra mañana! ¡Qué escapón me di del señor aquel! Dice: —Sí. Más delante estaba un señor con una sabanita blanca que dicía: —¡Entrará en mi garrote! ¡Entrará en mi garrote! ¡Entrará en mi garrote! Ese sí, si haya entrado a su garrote en seguida me había matado. Y más adelante estaba uno, amigo mío. Este fue el único amigo que tuve, un chaparrito que decía: —¡Paz, paz, paz, paz, paz, paz, paz, paz! Así es que ustedes no se enojen porque no les pase lo que a mí me pasó. Yo vengo casi muerta. Pero en fin, tenía hambre y tenía que buscar. Quédense en su casa y desde luego me voy.

 

Nº de referencia: 29

Al habla:
Serapio Cornejo
(68 años)

Recopilado por:
Stanley L. Robe

Registrado en: Tepatitlán de Morelos (Tepatitlán de Morelos, Jalisco), el 94 / 9 / 1947

Transcrito por: Stanley L. Robe

Ver en el mapa: localidad / sitio de documentación / lugares mencionados

 

Este relato fue publicado en:

 Stanley L. Robe, 1970. Mexican Tales and Legends from Los Altos. Berkeley: University of California Press, núm. 11

Notas

 

Ver los motivos
1) B296 - Animals go a-journeying.
2) K1161 - Animals hidden in various parts of a house attack owner with their characteristic powers and kill him when he enters.

 

Ver los tipos

130. - The Animals in Night Quarters. (Bremen Town Musicians.)

 

Materiales adicionales

 

 

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