El candilero

 

Respecto a las costumbres o modos de pensar de la gente de mi pueblo podría yo agregar el fenómeno pues que aquí se juzga sobrenatural y se le pone el nombre de candilero. Es una bola de fuego que sale, pues, en los parajes oscuros y hace a volar, así a caminar movida por el viento, dijéramos a unos dos o tres metros de altura.
Hay gente a la que les da mucho miedo verla, ¿no? Se exime de salir a lo oscuro por no encontrar con aquello y hay gente, pues, que la ve con la mayor naturalidad, como a mí me ha tocado ya el caso de verla y no me ha causado pavor ni nada sobrenatural. La veo. Algunas veces me tocó ir con individuos a cazar y me tocó que suspendieron la cacería por haber encontrado aquello. Aquella luz y aquellos individuos les afectaba mucho. Y llegamos a pasar o aquella bola de fuego a pasar cerca de nosotros y ellos, pues, se afectaban y yo nunca sentí nada, por lo que yo le digo a usted que para mí este no es un espanto aunque para otras gentes de mi pueblo lo ven como una cosa de mucho pavor al grado de eximirles hasta de salir en la noche hacia fuera.
Aquí en la región hubo un ganadero, un ganadero que en su vida llevó una vida un poco desordenada. Como mujerero y como criminal se le atribuían muchas muertes, venganzas y otras cosas. Hace como dos meses, para ser exacto lo mataron en los primeros días de junio, primeros días de junio, y por los lugares donde él tiene sus ranchos de agricultura ha dado en salir mucho el candilero y la gente juzga que es el alma de él que anda penando por los muchos comportamientos que tuvo en el mundo. Principalmente la gente muy católica dice: -¡Ay! ¡Esa es la alma de Fulano! Ya ves. No debes de vivir mal porque tal es.

 

Nº de referencia: 276

Al habla:
Juan Llanos Hernández
(42 años)

Recopilado por:
Stanley L. Robe

Registrado en: Cuitláhuac (Cuitláhuac, Veracruz), el 4 / 8 / 1965

Transcrito por: Stanley L. Robe

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Este relato fue publicado en:

 Stanley L. Robe, 1971. Mexican Tales and Legends from Veracruz. Berkeley: University of California Press, núm. 40

Notas
The death of the prominent rancher mentioned by Llanos Hernández occurred in June, 1965, approximately two months before the narrative was recorded. The candilero, or fireball, believed by residents of Cuitláhuac to be the soul of the murdered rancher, appeared at a time of high emotional feeling in the community. It followed the death of the rancher, who during his life had run after women and had been involved in various murders and deeds of revenge. Llanos Hernández reported that the victim was a member of a family that had been engaged in a vendetta with another family of Cuitláhuac for a period of fifty years or more. The town has had to live with these violent feuds. Until recently hatred was inculcated into children at a very tender age and they were taught to kill. This feeling, fortunately, is beginning to die away.

 

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