Los toques misteriosos

 

En una ocasión que yo me fui a vender este... naranjas a México, íbamos en un camión con el chofer. Resulta que llegamos a la bodega donde íbamos a descargar la naranja. Llegamos aproximadamente como a las cinco y media de la mañana. La bodega la abren a las siete de la mañana pero [en] el transcurso de que abrían la bodega, nosotros estacionamos el camión allí frente a la... propia bodega donde íbamos a descargar.
Resulta que nos estábamos acomodando para medio dormitar tantito allí el desvelo de la noche, cuando oímos en la puerta del, del establecimiento, de la bodega, oímos que tocaron... [el informante toca tres veces] duro. Entonces no, no, no, no hicimos mucho aprecio. Cogimos, encendimos un cigarro yo y el chofer cuando vuelven otra vez en la cortina de la bodega a tocar... [el informante toca tres veces] otra vez. Entonces volteamos y no vimos nada. Al estar volteando nosotros viendo la, la cortina de la bodega vuelven otra vez a tocar. [el informante toca tres veces]. Tres veces, tres toquidos dieron.
Entonces ya nos cupo de, ps, de admiración, ¿no? Salimos, o salí yo más bien porque me dijo el chofer, dice: —Sal a ver a ver quién anda por áhi.
Salí yo corriendo a ver detrás del carro y absolutamente no había ni alma allí. Entonces como esa bodega estaba colindando o era vecino de un expendio de pan allí, los toquidos fueron en, en el expendio de la panadería. Cuando este... llegó el dueño de la panadería le platiqué: —Oiga, usted. Acaban de tocar la... la cortina aquí de su establecimiento.
—¡Ah! Y adentro contestaban los que estaban trabajando. ¿Quién?
Y no con... y afuera, pues, se tocaba, pos. No contestaban porque, pues... no era nadie, ¿no?, el que tocaba... sino que este... y adentro contestaban las tres veces que tocaron.
Cuando estamos adentro: —¿Quién es?
Y nadien, no contestó nadien, quién era. Cuando ya lo vuelvo a repetir, cuando ya llegó el dueño del establecimiento le dije a ese, un español, le dijimos que lo que habíamos oído allí y se espantó mucho. Se espantó mucho. Eso fue todo.

 

Nº de referencia: 274

Al habla:
Reynaldo Suárez Morales
(44 años)

Recopilado por:
Stanley L. Robe

Registrado en: Coatepec (Coatepec, Veracruz), el 6 / 7 / 1965

Transcrito por: Stanley L. Robe

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Este relato fue publicado en:

 Stanley L. Robe, 1971. Mexican Tales and Legends from Veracruz. Berkeley: University of California Press, núm. 38

Notas
Unlike other incidents narrated by this informant, this tale has an urban rather than a rural setting. The nature of this phenomenon however, is not significantly different from the others that he reports nor was the reaction of those who observed it.

 

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