El amante desdeñada

 

Este... el cuento que voy a relatar sucedió en... pos hace bastantes años.
En cuestión de que lo va a relatar su nieta, Refugio Olmos de Alemán. Este... pasó este caso que mi abuelita enviudó y tuvo la necesidad de trabajar y fue a trabajar en casa de una señora, pues este... de esas personas que, pues, que tienen todo suficiente y necesitan de alguien que les sirva. Y entonces fue allí a trabajar y allí tenían bastantes hijos y uno de ellos era muy guapo. Este entre todas las muchachas, pos, claro que estaba disputado aquel joven, muy bonito y demás muchachas eran unas muchachas güeras, frondosas, pero este... estaban arranchadas.
Estaban por allá y este... mi, mi abuelita tenía necesidad de ir, pero pos... trasladarse hasta allá, pos lejos, a ayudarles, a una hija de esa misma señora que era de color... negra. ¡Vaya! Era negra, y claro que la maltrataban y la ponían en la cocina porque pos este... la notaban, pos fea ante esas otras, las demás hijas, que eran guapas. Y a esa siempre la ponían como de Cenicienta, a la cocina. Y mi abuelita, pos, la ayudaba y en la cocina y le decía que tuviera paciencia. Dice: —No seas tonta. Dice este ya...: —Pos ¿qué vas a hacer? Desgraciadamente tu color así lo requiere y que no te quieren. Dice... este: —Pero Dios ha de quererte. Como hay tiempo... pos... cambia tu suerte.
Y así sucedió porque pos... se casó. Fue la primera que se casó de haber estado encerrada en la cocina. Y este, y así este mucho... uno de los muchachos, el más mejor, tenía este el trabajo de trasladar las personas a otros pueblos, en cuestión de literas que se jalaban con caballos, que no había carros ni tranvías ni nada nada, más que carros con... jalados por el... por caballos y ese era su oficio. Y entonces en ocasiones que pasaba de Tecozolco, que así se llamaba el rancho donde vivían, se venía para acá para Coatepec y en este Coatepec encontró a una señora de esas... este... ligeras, ¿verdad? Que se enredó con ella y este... y no lo dejaba ni a sol ni a sombra. Lo perseguía a todas horas y él... pues claro se endiosó con ella porque era también... pos presentable, nada más que de esas personas fáciles.
Y así pasaron años y mi abuelita allí dándose cuenta de la vida de aquellas personas, ¿verdad? Y en una de esas que se van a... tuvo que trasladar a Jalapa, que lo solicitaron ¿verdad? sus servicios, se fue y entonces prendó de una muchacha de allá de Jalapa, pero de aristocracia, todas de esas con dinero que están este... pues que le sirvan, ¿verdad?, hasta con doncellas que las peinen y que las arreglen y todas esas cosas. Pero como era bonito, pues se enamoró aquella de aquel joven, pos y así, pues así tuvieron esos sus relaciones y relaciones y resultó en que llegó el día en que este... pos, querían casarse.
Pero como aquella amante se le interponía, pos, que no podía desplayarse bien con la novia, ¿verdad?, para casarse, pero ya este le comunicó a sus padres lo que pensaba que quería este pues casarse, y le dijo. Dice: —Mira, hijo, dice. — No. No te cases porque este... comprende que va de una sociabla [sic] de aquella joven a nosotros que estamos aquí arranchados. Como quiera que sea, aunque tengamos aquí lo suficiente pero ps... no es lo mismo ¿verdad?
Pero como caprichos son caprichos, ¿verdad?, pues que se casan y dio decir a la muchacha en que se casan y ya no más le dijo pos como el viaje de bodas se la tenía que llevar para su rancho a vivir allí. Pero en una de esas la amante aquella supo que se iba a casar y entonces fue cuando se lo atajó y le dijo, dice: —Mira, este... Dice: —Lo que me estás haciendo no te lo voy a perdonar. Si ya sabes que el día que te cases la besarás una vez pero dos veces no.
Y dice: —¡Aaa! Dice: —Pos, me tenía que casar. Ni modo que estuviera yo eternamente contigo. Si ya ves, ¿quién eres tú?
Bueno, ya se pusieron de razones y este... Y lo amenazó en esa forma. Y él, pues llevando a... pos, este... no le dio importancia a ese caso, ¿verdad? Y se casó y se la llevó para allá. Pues al otro día amaneció con este... en la parte de la boca con los labios como piquetitos como de zancudo, ¿verdad?, como de moscos. Pero dijeron: —Pos, eso es natural que vas de una ciudad a un rancho.
Y entonces le dijeron que se pusiera cremas, lociones y ¡ bueno! Se atendió y no. Y después le ponían en su recámara pues este hasta velos para que no le entraran moscos, ¿,verdad?, y no la maltrataran. Pero no. No fue así y entonces ya les entró la tentación y que le dice, entonces que dicen, dicen: —Entonces vamos a ver a médicos.
Fueron a médicos. Les recetaron, pues, cremas, pos, buenas lociones y... y no. Y entre más más, como que se le iba corriendo eso alrededor de la boca. Y entonces así pasaron meses, tiempo.
Y entonces ya este... vieron que pos ya francamente eso ya se pasaba de, de límite, ¿verdad? Y ya entonces le aconsejaron al esposo. Dice: —No seas tonto. Dice: —Llévala allí a un centro de esos que curan, de espiritismo... si no sé que, cuántas cosas.
Y se animó y que la lleva. Dice: —Bueno, en nombre de Dios! Ojalá, dice, —que después de tanto curarte con médicos ahí te compongas.
Y que se la llevan. Dice: —¡Bueno! Que por la salud de su esposa que se la lleva. Y aquella amante se reía, dice: —¡Mmmm! Ahorita se va a aliviar. Ahorita se va a aliviar, dice. —Por más que le haga, esa no se, no se va a componer.
Y entonces mi abuelita se llevaba también con aquella amante, ¿verdad? Y era este... que desgraciadamente, pues, era hasta, hasta de las asociaciones de... ahí de la iglesia. Pertenecía a la iglesia aquella amante, ¿verdad?, y no se tentaba el alma para hacer esas cosas. Y entonces les decían: —¡No, no! ¿Por qué haces eso?
Dice: —No, no, no, dice.
Mi abuelita se llamaba este... Apolonia. Le decían Tía Polo.
Dice: —No, Tía Polo, eso ya. Dice este: —Ya dije que así es, y así es.
Entonces que se van, ¿verdad? Entonces que se van allí al centro. Y entonces que llegan y que ps... que le dijeron que qué deseaban y ya le dijo que era por la salud de su esposa, que a ver qué. Bueno ya, pos no sé qué le hicieron que ahí como que lo hipnotizaron o no sé qué carambas.
Después que se dormían, como sentían ellos, ¿verdad?, que se durmieron y al dormirse sintieron que iban, que iban... No iban caminando así así en parejo sino sentían que se iba como para lo hondo de la tierra, como túnel. Sentían que iban mientras más para abajo. Y entonces caminaron, sentían que ya se fatigaban camine y camine y camine hasta que por fin este... lograron a columbrar así un como zaguán. Entonces que tocan y ya que sale así un señor este... común y corriente, ¿verdad?, y que dice este: —¿Qué deseaban?
Dice: —Venimos nada más por ver la salud de mi esposa.
Dice: —¡Ay! ¡Eso no! No sabemos nosotros. Pasen adelante.
Y entonces como que abrieron aquel zaguán, pero no vieron habitación.
No vieron absolutamente nada sino vieron otra vez camino. Ya entonces sintieron que era más hondo, como que se profun... más a la tierra, se hundían más a la tierra, y este... que van y que tocan, que ven otra vez otro salón, otro poco más grande, más enorme. Y así fueron hasta que llegaron a un portón donde no le encontraban fin. No le encontraban, este... eran unos eslabones grandísimos, candados.
Dice, pero bueno, que no podían descifrar el... cómo vieron aquello y entonces que tocan y que dice este... que sale un hombre alto vestido de negro, con un bombín y un smoking, ¿verdad?, pero como levita. Abiertos así de atrás, esos que son largos, de levita, cortos de adelante, ¿verdad?, y este... abiertos desde atrás, así todo de negro, que sale y dice: —¿Qué deseabas?
Dice: —Nada más vengo, dice este... por la salud de mi esposa.
Dice: —¡Aaaah! Dice: —Casualmente. Dice: —Orita la voy a llamar.
Pero él no sabía quién, ¿verdad?, si no más estos se sorprendieron los dos y que llama. Entonces ve que se va caminando así que llama con un fierro que coge, a un poste pero inmenso, inmenso que pega, y esos bronces que tienen el sonido largo, que queda el sonido muy largo. Pos ahí pegó y cuando ven que se asoma en el techo, como en el techo, ¿verdad?, o así una altura alta y que este... y que se asoma y que dice: —¿Qué pasó? ¿Qué andas haciendo por aquí?
Porque conoció al amante, ¿verdad?, aquél que iba preguntando. Dice: —¿Qué andas haciendo?, dice este.
Y entonces ya respondió aquel hombre, ¿verdad?, que los había atendido dice: —Es que viene a saber por la salud de su esposa.
Dice: —¡Úujule! Dice: —Eso no. Dice: —Eso es para siempre.
Y entonces la esposa al ver eso, ¿verdad?, entonces ya este sintió escalofrío, ¿verdad?, una cosa este... horror. Y entonces al decir "Ave María Purísima" se coge de la cintura de su esposo y lo abraza. Dice: —Vámonos de aquí.
Y entonces ven aquella mujer montada, ¿verdad?, bien abrazada de aquel poste y entonces ya al ver a donde iban a caer, entonces ven que era unas pailas grandísimas como aceite, como hirviendo, aquello. Y entonces este... al caer así ponen la vista abajo, ¿verdad?, y entonces le columbran al hombre, aquel personaje que les había atendido. Le notan los cuernos, le notan el rabo y entre las piernas de aquel hombre, ya lo vieron grande, lo vieron imponente, que se le... le jugaban entre las piernas otros diablillos así chiquitos. Y entonces este... dijeron: —¡Ave María Purísima! Dice: —¡Venimos a los infiernos!
Y entonces en este momento como que despertaron y los dos se dijeron lo mismo. Lo mismo que vio uno, vio otro. Eso fue que... fueron... este... cosas... este... que pos... así pasó porque mi abuelita lo contaba tal y como sucedió en aquellos tiempos. Eso.

 

Nº de referencia: 267

Al habla:
Refugio Olmos de Alemán
(33 años)

Recopilado por:
Stanley L. Robe

Registrado en: Coatepec (Coatepec, Veracruz), el 13 / 8 / 1965

Transcrito por: Stanley L. Robe

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Este relato fue publicado en:

 Stanley L. Robe, 1971. Mexican Tales and Legends from Veracruz. Berkeley: University of California Press, núm. 31

Notas
Elements of belief involving witchcraft are prominent at the beginning of this tale. Later they are combined with belief in the devil in the form of the journey to the nether world taken by the couple to consult the devil concerning the sores that have appeared on the wife's mouth. This quest apparently is unsuccessful. The journey seemingly is made while the husband and wife are under some kind of hypnotic trance from which they come out after they see in hell the husband's former mistress who had placed the curse. The informant does not make clear whether the wife was ever able to cure her sores. The source of this legend, the informant reported, was her grandmother, who worked as a servant for the family of the husband mentioned in the narrative.

 

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