El compadre ranchero y el compadre cura

 

Para usted, señor, otro cuento.
Este trátase de dos compadres, un compadre ranchero y un compadre cura. El compadre ranchero dícese era de Huisquilco. El otro compadre que era cura, pues quién sabe ónde estaría destinado.
Una ocasión el compadre cura convida a su compadre el ranchero. Fue a su casa. Ahí este llegó, pues, mucho muy admirado, en una casa tan elegante, tan decorada, una infinidad de cosas que llamaban la atención. Al acercarse a la mesa, pos este llegó con muchas atenciones, comió, todo muy bien.
Pero, cuál sería su ansia, su sospresa, esta. Pos que le dice: —¡Hombre, compadre! Tú dispenses, pero, pues es que ya me cago. ¿Ónde voy?
Dice: —Ya compadre. Pásate. Allá está el water. Allí está todo a tu servicio. Pásate, enciérrate. Allí hay luz. Allí hay todo. Y allí está todo a tu contento. Pasa, compadre, pasa.
Pues ya se fue el ranchero. Este: —¡Aaah! A toda satisfacción hizo su necesidad. Muy bien. Admirado aquello que al hacer todo aquello, pues, como era automático. Se levanta de la taza del excusado y una esponja automática, ¡zas!, le limpia el rancho. Y quedó conforme el compadre, muy satisfecho.
Se vino con esta admiración que es ¿qué haría cuando su compadre cura fuera al rancho? Pero dijo: —Todo se proveerá. Todo se arreglará.
Bueno. Llegó bien el compadre ranchero. Convida a su compadre el cura.
Pues muy bien. Le dice: —Mira, hermano. Va a venir mi compadre el cura y tú me vas a hacer un gran favor. Vamos a hacer un excusado grande. Le ponemos una tabla. Le ponemos allí una cosa de un colchoncito para que mi compadre se sienta a hacer lo que uno tiene que hacer. Pues, mira, hermano, pos pa que se cague. Pero tú abajo vas a estar tapado, escondido, con una toalla. Cuando mi compadre vaya al excusado, tú que te estás listo cuando se levante, lo limpies.
Todo hecho, dicho y hecho, todo fue. Muy bien. Llega el compadre cura.
Llega a la casa, saluda a los familiares, la comadre y todo, pero que, que se venía preciso y dice: —Compadre, pues, dónde está el modo de ir allá?
—Pásese, compadre. Pásese, mire. Pásese, mi compadre, pero aquí no está tan elegante como con usted. Pero, mire. Se puede hacer.
Pues ya llega el señor cura. Pues, vio la humildad de aquello, pero con tanta necesidad que iba, pues este se sentó, a hacer su necesidad. ¡Zas! Se sienta. ¡Ah, puje y puje y puje y por fin! Ya que hizo su necesidad, se levanta. Muy bien de allí se levanta. ¡Ay, pero la sospresa aquella! ¿Cuál? Pues que el hermano del compadre ranchero estaba debajo y le limpia: —¡Ay! Hay también excusado automático. ¿Cómo será esto? ¡No, no, no, no! ¡Aquí yo no hallo!
El señor cura se baja, ¿verdad? Y él se baja y la admiración, la... Va a asomarse, ¡y qué sospresota! Al asomarse y levantarse el pobre ranchero le embarra toda la cara.

 

Nº de referencia: 190

Al habla:
Salvador González Quesada
(35 años)

Recopilado por:
Stanley L. Robe

Registrado en: Yahualica de González Gallo (Yahualica de González Gallo, Jalisco), el 9 / 7 / 1960

Transcrito por: Stanley L. Robe

Ver en el mapa: localidad / sitio de documentación / lugares mencionados

 

Este relato fue publicado en:

 Stanley L. Robe, 1970. Mexican Tales and Legends from Los Altos. Berkeley: University of California Press, núm. 173

Notas
Scurrilous stories concerning priests are not uncommon in the oral tradition of Mexico and other countries of Hispanic America.

 

Ver los motivos
) -

 

Ver los tipos

. -

 

Materiales adicionales

 

 

Los materiales de este sitio pueden ser usados y reproducidos para fines de educación e investigación sin fines de lucro, citando su fuente y sus datos correspondientes (informante, recopilador, transcriptor, etc.). Cualquier otro uso requiere autorización. Este sitio es posible gracias al apoyo de la DGAPA, proyecto PAPIIT IA400213

© Laboratorio de Materiales Orales. ENES, UNAM Morelia.