El cuento de la raja

 

El cuento que les voy a contar se llama el cuento de la raja. Había una vez dos compadres, un compadre rico y un compadre pobre. Un día le dice el compadre rico al compadre pobre: —Mira, compadre. En la ciudad de... en la ciudad que se... en la ciudad, en la ciudad, mira. Se vende una raja.
El compadre pobre, el compadre pobre se... el compadre rico le pescó una canasta para que... para que juntara su raja y fuera a vender su raja. En seguida llenó su canasta y se... y también sábado por la mañana para la ciudad a vender, a vender la raja. Llegó el sábado por la tarde a la ciudad. Se vino el domingo por la mañana. Destiende su cobija y empieza a poner sus, sus pilas de raja allí y llega él... allí al mercado, llega el placero y dice: —Oiga, señor. ¿Qué cosa es eso?
—Señor, son cinco centavos.
—Si no le estoy preguntando a usted que qué cosa es lo que tiene allí vendiendo. Estoy preguntando que qué porquería viene a traerme aquí al mercado. Aquí no es, no es para vender porquerías. Aquí se vende, se venden mercancías cultas y todo lo demás.
De día se llevan, se llevan al señor a la cárcel. Le quitan la canasta y la cobija. Ya por la tarde sin haber comido porque no había vendido ni un centavo de, de mercancía llega y le pide a un señor, que, que no le puede regalarle unos centavos para poder pasar ese día, que no había comido. En seguida le regalan, le dan libre la... sale libre de la prisión y le, le dan treinta centavos.
Va él y compra, compra en el mercado, compra un cinco de tortillas y cinco de chicharrones. Se pone a comer. Le sobran veinte centavos y este va al mercado y encuentra que están vendiendo allí unas máscaras, de esas de cartón, negras con, con cuernos y, y pintadas de rojo. Va y compra una y le sobran diez centavos y entonces en eso pasa un señor vendiendo una chaqueta, saco, y le dice: —Señor, cómpreme esta chaqueta.
Dice: —¿Cuánto quiere usted?
Dice: —Déme veinte centavos.
—Se me hace muy buena. Le doy diez con la que traigo.
—Ándale, pues. Préstelos.
En seguida ya sale el señor. Se regresa de vuelta para su tierra, para donde él vivía. En el camino encuentra en el monte, encuentra con que están allí acampados unos ladrones. Se arrima él allí a donde está una miga que tienen allí puesta para cenar ellos. En seguida lo asaltan los ladrones. Como ven que no trae nada se... lo dejan ya sin hacerle ya caso. El... ellos después de haber cenado se acuestan a dormir. Tienen allí todas sus mercancías allí al pie... cargamentos de mercancía. Y él... él se pone a... se arrima a la lumbre a calentarse. Y como eran tiempos del mes de diciembre, en tiempo del invierno, se acuerda él que trae la máscara. Se la pone para resguardarse del frío. En seguida le sigue el frío. El frío le sigue molestando y este empieza a echarle leña a la lumbre para que siga el fuego calentando. Y en seguida se pone su chaqueta que lleva.
Pero a aquello de la medianoche se dispiertan los ladrones. Como la contraseña que tienen para saber si alguien, bueno, alguien que les puede hacer perjuicio... o para darse cuenta de algo así parecido de... Dispierta uno de los ladrones y como él ya se puso la máscara y se puso la chaqueta lo ven con la máscara prieta y con cuernos y, pintado de rojo.
Entonces uno de los ladrones dispierta a uno de los demás y al mismo tiempo dispiertan todos y dicen: —¡Ay, Dios, el diablo!
Y empiezan todos a correr. Corren todos y dejan todo allí. Y en seguida ese va detrás de ellos, que dizque diciendo también, ¿dónde está el diablo? Y entre más los ladrones van corriendo, él también sigue detrás de ellos siguiéndolos. Una vez que ya no puede alcanzarlos, que llega allá todo lastimado y, pos con los guaraches, porque ya los guaraches ya, se le habían rompido las correas. Entonces se queda allí él pensando. Dice: —Pos, ¿qué? ¿Por qué se asustaron tanto? Dice: —Pos. Pos ahora que me acuerdo, dice, —que soy el diablo. Dice: —Estos se asustaron conmigo.
Y así es de que en seguida regresa. Regresa y una vez que llega él pa’ la lumbre empieza a cargar todo el cargamento de mercancía. Y sigue, que los ladrones se van y él ya no más, ya no más los vuelve a ver él. Áhi se van asustados, creyendo que es el diablo que se les apareció allí. Llega él al camino. Llega él por la mañana a su, a su casa. Ya una vez que cargó la mercancía se puso su traje y se montó en un, un caballo. Y llega así a su casa con su mercancía.
Entonces el compadre, el compadre en la mañana se asoma y dice: —En la casa de mi compadre, dice, —se llegó allí un señor. Creía que era usted, dice. Dice: —Ya ves, los pobres, compran cosas que no tienen para darles, le dice a la señora.
—Tienes que darles, que vamos a hablarles que vengan a comer aquí con nosotros, pues que ya ves ellos están muy pobres y no tienen para darles, darles que comer.
En seguida llega y se arrima allí y cuál sería su sorpresa cuando ven que, que tiene ya, que llega el compadre con su cargamento de mercancía. Se llega. Se llega allá y le dice: —Pos, ¿cómo te hiciste tú de todo ese dinero?
Dice: —Pos, con la raja, dice.
—¿A cómo diste tú la... a cómo la vendiste?
Dice: —Pos, la vendí a cinco y a centavo.
Él fue... como la mujer del compadre el rico era muy envidiosa, le dice: —Pues si oyes. Pos, dice, —¿Para qué le dijistes que se vendiera una raja? Dice: —Mejor tú hubieras hecho ese negocio. Dice: —Míralo áhi. Ya él está más rico que nosotros.
En seguida dice, dice: —No te apures, dice. —Yo tengo carretas para llevar raja. Dice: —Vamos a... voy a correr a los pueblos a, a que junten raja allí en la carreta de raja, para llevarla a vender al mercado ese. Dice, dice: —A ver si lo hago, sacaremos mucho dinero.
En seguida él se va para un pueblo que está allí cerca de la casa donde él vive y se queda mientras que su compadre va a vender la raja. Llega... sale desde el viernes y llega el sábado en la tarde. Llega con el... y llega con el señor del... y llega con el señor del... que se encarga del mercado y le dice: —Señor. Dice: —Quiero que para mañana que me desocupe todo el mercado, dice, —porque traigo una mercancía que voy a vender.
Dice: —Sí, señor. Dice: —Se lo vamos a desocupar.
Otro día, el domingo por la mañana, arrima su carreta allí, desciende la manta de la carreta y empieza a poner pilas allí de raja en la... del mercado. Llega el del mercado y le dice: —Señor, ¿qué cosa es eso que está usted vendiendo?
Dice: —Señor. Son dieces y veintes.
Dice: —No, le estoy preguntando qué es lo que... qué cosa... qué mercancía es lo que tiene. Ya viene usted también igual como el otro señor que trajo sus porquerías a vender.
Inmediatamente se llevaban a... se lo llevaron preso. Le quitaron dos yuntas de bueyes y le querían quitar también la carreta. Como llevaba tres yuntas de bueyes, la carreta, dice él: —Les ruego que me dejen siquiera una yunta para regresar con mi carreta pa’ mi casa, dice, —porque mi compadre me engañó, que aquí se vendía bien esta mercancía.
Después da vuelta con... da vuelta y regresa para su casa y en la noche en la cual allí llegaron, los... llegaron los diablos allí con el compadre pobre. Él se metió pa’ dentro del rincón. Entonces ya llegó uno de los... uno de los diablos... el diablo mayor. Les pregunta a los dos compadres: —¿Qué comisión traen ustedes?
Entonces dice uno, dice: —En la ciudad, en la hacienda Fulana tenemos al... al rey enfermo. Dice: —Pero tan solo con que no más unas hojitas de unas hierbas que están allí, allí a un lado de la puerta donde la, de la pieza donde él duerme, con ésas se alivia.
Y ya le dice, le pregunta al otro: —Tú, ¿qué comisión traes?
—Pues que yo tengo, tengo una hacienda, les tengo que pedir el agua en todo el nacimiento del ojo de agua. Les tengo que pedir el agua, y tan solo como que tres hombres, tres hombres de los más fuertes den tres golpes en el nacimiento del agua entonces el ojo de agua vuelve y trae el agua permanente como diario.
Él estaba allí oyendo todo. Al amanecerse se fueron los, los diablos y ya él se da cuenta de todas las comisiones que ellos traían.
Entonces ya al compadre le dijo, dijo: —Espere. Me voy a ir a unas comisiones. Dijo: —En seguida te vendré yo a... te vengo yo a noticiar cómo me hice yo de ese dinero, de todo ese que tengo.
Fue en seguida hasta la... donde estaba el rey enfermo. Y el rey tenía allí la guarda, allí cercando el palacio allí de él. Se sabía que ya había mandado matar a muchos que comprometían a curarlo y no lo habían podido curar, aliviarlo. Después ya le dijo: —A ver, señor. ¿Cuánto me daría usted porque lo devolviera a la salud como antes la tenía?
Dijo: —Pos, señor. Yo le, yo le daré la mitad de mi hacienda.
Dijo: —Señor. Dijo: —Me da la mitad de la hacienda pero en valor del dinero. Dijo: —No. Hacienda no quiero. Quiero mejor el dinero.
En seguida ya salió, cortó unas hojas de una hierba que estaba allí al, a un lado de la puerta y le dijo: —A ver, señor. Masque estas hojas.
El rey las mascó y en seguida, en seguida ya dijo: —Usted, ¿cómo se siente?
Dice, dice: —Ya como un poco más aliviado.
En seguida sale de nuevo. Le corta otras hojas. Dice: —Masque estas otras hojitas.
Dijo: —Ya estoy más aliviado.
Sale y le corta otras de nuevo y dijo: —Ya estoy completamente aliviado.
Aquí tiene usted su cantidad de dinero que le prometí en valor de la hacienda. Va la Federación a acompañarle para que no le roben en el camino.
En seguida se fue con la otra hacienda donde el señor le tenía el agua. Y ya, ya una vez que llegó allí les preguntó: —¿Cuánto me darán ustedes porque les devolviera el agua como aquí era antes permanente antes el ojo de agua?
Dice: —Pues, señor, le daremos la mitad de la hacienda.
Dice: —Señor. Dice: —Me dan la mitad de lo que vale la hacienda pero en dinero.
En seguida va y dice: —Vengan tres hombres de los más fuertes y llévense tres barras y de cada uno tres golpes en el nacimiento del agua.
Al primer tres golpes dejó el agua de estar... a salir el agua poco. A los segundos tres golpes empezó el agua ya a salir ya, empezó a vertir ya el agua más fuerte. Y a los otros tres golpes dice: —Se retiran todos, dijo, —porque si no, se ahogan. Ustedes no pueden nadar aquí.
A los tres golpes resultó toda el agua que había. Entonces en un borbollón que se salió toda... se salió. En seguida ya le dijeron: —Aquí tiene su cantidad de dinero.
Ya lo habían de acompañar los de la Federación hasta su casa de vuelta. Ya una vez allí, le dijo el compadre: —¿Cómo te hiciste tú de tanto dinero?
Ya viendo que él ya tenía tanto cargamento de dinero. Dice: —Que mira, compadre. Dice: —La otra vez como tú me engañaste de la... que se vendía la raja, dice, —ahora yo también te voy a decir, te voy a dar un lote con más cargas de dinero. Vas allá a la cueva aquella, propiedad del mismo señor ese. Dice: —Vas allí y te metes al mero rincón y a medianoche llegan los diablos y tú no más estás listo a ver qué es la comisión que traen.
En seguida se fue. Él hizo como el compadre le mandó y se fue. Se metió hasta mero adentro. A medianoche llegaron los diablos. Ya les dijo uno de ellos: —A ver, ¿qué comisión traen ustedes?
Ya iba a decirles a ellos cuando dice el diablo mayor: —A ver. Vamos a ver. No vaya a estar el loco que estaba el otro día y nos suceda otra cosa igual.
Entonces toman al señor. Lo amarran y lo avientan a la barranca que allí lo dejan medio muerto. Y entonces ya le dicen las comisiones que llevaban. Y una vez que lo avientan allí, otro día amanece allí todo rasguñado y casi muerto. Entonces en la mañana andaban por allí leñadores cuando, cuando él estaba allí. Pasan por allí los caminantes y les habla y al señor no le hacen caso. En seguida sí, los leñadores sí lo atienden y entonces luego de allí recogen... lo recogen y lo ponen en una camilla y lo llevan a su casa.
Y como la señora era muy trabajosa, les dice: —Traen una camilla. Dice: —Mira. Allá viene una camilla. Dice: —Yo la encuentro tan trabajosa que allí viene uno a ver aquí, a venir a traer esas enfermedades. Dice: —Pero yo ni les voy a dar posada.
Se sigue dirigiendo la camilla hasta la casa. En seguida llegan con él y se va dando cuenta que es su marido, entonces, entonces dice: —Ya ves. ¿Esto es lo que sacaste de la raja? ¿Esto es lo que sacaste de la, del lote que t'iban a dar para, para que t'hicieras de más dinero.
Y colorín colorado, este cuento ha terminado.

 

Nº de referencia: 143

Al habla:
José Mora
(25 años)

Recopilado por:
Stanley L. Robe

Registrado en: Tepatitlán de Morelos (Tepatitlán de Morelos, Jalisco), el 30 / 11 / 1947

Transcrito por: Stanley L. Robe

Ver en el mapa: localidad / sitio de documentación / lugares mencionados

 

Este relato fue publicado en:

 Stanley L. Robe, 1970. Mexican Tales and Legends from Los Altos. Berkeley: University of California Press, núm. 126

Notas
This tale contains in addition most of the elements of type 613 The Two Travelers. The initial elements of the dispute over truth and falsehood and the blinding of one traveler by the other are not present in this version from Los Altos. Through overhearing a conversation among several devils, the poor peasant learns 1) the remedy for curing an ailing king and 2) how to find water on a hacienda. He is rewarded with wealth for effecting the cure and bringing in a well. The rich peasant is discovered by the devils, beaten, and thrown into a canyon. References to the presence of this tale in Hispanic collections follow: Dominican Republic, 2 (Hansen); Puerto Rico, 6 (Hansen); New Mexico: Rael, No. 262; Mexico: Mason, "Tepecanos," No. 19; Parsons, "Santa Ana," No. 5; Radin-Espinosa, No. 142; Wheeler, Nos. 130-131.

 

Ver los motivos
) -

 

Ver los tipos

613. - The Two Travelers. (Truth and Falsehood.) (Including the previous Types 613*, 613A*, and 613B*.)

1535. - The Rich and the Poor Farmer. (Unibos.)

 

Materiales adicionales

 

 

Los materiales de este sitio pueden ser usados y reproducidos para fines de educación e investigación sin fines de lucro, citando su fuente y sus datos correspondientes (informante, recopilador, transcriptor, etc.). Cualquier otro uso requiere autorización. Este sitio es posible gracias al apoyo de la DGAPA, proyecto PAPIIT IA400213

© Laboratorio de Materiales Orales. ENES, UNAM Morelia.