Pedro de Urdemales

 

Era una señora que tenía tres hijos, Pedro, Juan y José. El mayor tenía que irse para estar en la yunta y dejó a Pedro que bañara a su mamá. La reuniera sus cosas en un malacate y la señora en la ventana. Y así le dijo.
Puso una tina en la lumbre. Ya que estuvo hirviendo el agua, la sentó. La pobre viejecita se retorcía. Quería salirse pero no podía y el... Pedro se le antura el corazón y la dejó. Y en seguida la sacó. La vistió y la sentó en la ventana. Le puso sus cosas en un malacate, amarradas porque no sabía qué hacer y la sentó en el balcón de la ventana.
Llegó Pedro del trabajo y le dijo: —¿Qué? ¡Pedro! ¿Qué fue lo que hiciste? ¡Mataste a mi madrecita! ¡Pedro! ¿Dónde estás?
Salió Pedro. Y le dice: —Acá estoy.
—¿Qué es lo que hiciste? ¡ Mataste a mi madrecita! Ahora te toca a ti este trabajo. Toma este pico y vas y escarbas la milpa.
Se fue. Se fue Pedro y en lugar de, de escarbar la milpa le cortó toda. En seguida vino : —Ya escarbé la milpa.
Y le dijo: —¿Ya escarbaste?
—Sí, ya la escarbé toda.
Y se quedó allí. —Coge esa puerta, le dijo Juan. —Se la pones en la puerta para que no salga la puerta.
Y áhi se la echó. Se echó la puerta en la cabeza, y en lugar de ponérsela en la puerta, se la llevó. Se fue ande y ande y se paró. Se les hizo noche y tocó que en una cueva de ladrones. Y oyeron que había gente y ya que quisieron salir, Juan les puso la puerta en, en la cueva.
Ya en la mañana le dio hambre. Se levantó. Dijo: —¿A dónde iré? Tengo hambre.
Y llegó a un palacio. Se fue caminando y llegó a un palacio. Tocó. Salió la señora del rey: —¿Qué quería?
—Quería trabajo. Tengo hambre y no he encontrado que comer.
Entonces el rey le dijo: —Sí, tengo trabajo. Tengo unos puercos aquí que quiero cebar y tú los vas a arreglar. Todos los días a las once vas a salir. Los llevas a la laguna negra de México.
Y así ese otro llega a las once y salió con sus puercos y en lugar de bañarlos cogió una navaja que él cargaba siempre y les cortó la cola y las orejas a todos. Y las clavó en el lodo de la laguna. Y entonces se asustó. Dijo: —¿Qué hago? El rey me va a matar. ¡Aa, sí! Voy a decirle que se le ahogaron todos sus puercos aquí y no los puedo sacar.
Llegó a la casa del rey, corriendo. Y sale el rey y le dice: —¿Qué querías?
—Se le ahogaron todos sus puercos y no puedo sacarlos.
Entonces el rey coge su caballo y se lleva al muchacho. En medio camino se encuen... se acuerda que no puede, que no puede sacarlos, que no llevaba ni con qué. Entonces le dice: —Tú te vuelves. Vas a la casa y le dices a mi señora que por señas que llevaste en mi caballo te dé una soga y un pico.
En el camino se fue pensando el muchacho. Se dijo: —No le digo así. Voy a pedirle una talega de pesos.
Entonces él llegó a la casa. Salió la señora. Le dijo: —¿Qué quería?
—Me dijo el rey que por señas que venía en su caballo me diera una talega de pesos.
Y se los dio la señora. Y él cogió rumbo contrario, donde iba el rey. Se encontró en el camino un borreguero. Llevaba muchos borregos y él en un burrito. Entonces ve al muchacho todo roto que iba en el caballo del rey: —¿A dónde vas tú?, le dijo.
—Voy a, al rancho buscando, para traerme unos puercos, una engorda de puercos, que me encargó el rey.
—Sí, tú, muchacho, tonto. Bájate.
Lo tumbó, y se subió él al caballo y lo metió al muchacho a un costal y lo amarró. Lo cargó en el burro. Y él se subió en el caballo que tiene el dinero. Entonces el muchacho que viene en el costal se puso listo.
—Ya que, dice. —Ya que se descuide el borreguero me salgo y me voy. Y a ver, ¿a dónde me llevo?
Y entonces se descuidó el borreguero y él corrió y se escondió en un arroyo. Y el borreguero se dio cuenta que el costal iba roto y entonces que ya no va el muchacho. Y se vuelve a buscarlo y por buscar al muchacho perdió el caballo del rey y perdió el dinero. Se acabó. Y entro por un caño y salgo por otro y quiero que me cuente otro.

 

Nº de referencia: 131

Al habla:
Teresa Gómez
(19 años)

Recopilado por:
Stanley L. Robe

Registrado en: Pegueros (Tepatitlán de Morelos, Jalisco), el 29 / 10 / 1947

Transcrito por: Stanley L. Robe

Ver en el mapa: localidad / sitio de documentación / lugares mencionados

 

Este relato fue publicado en:

 Stanley L. Robe, 1970. Mexican Tales and Legends from Los Altos. Berkeley: University of California Press, núm. 114

Notas
The types included in this tale when told in Los Altos are related to the cycle of tales involving the trickster Pedro de Urdemalas. The present version was narrated by a young woman who did not include some of the more earthy incidents that normally appear in this cycle. Unlike other versions of type 1004 in Hispanic tradition, the present tale does not mention the trickster's use of the pigs' ears and tails that he has cut off for the purpose of tricking a gullible passerby into buying the animals.

 

Ver los motivos
) -

 

Ver los tipos

1004. - Hogs in the Mud; Sheep in the Air. (Including the previous Type 1525P.)

1013. - Bathing (Warming) Grandmother.

 

Materiales adicionales

 

 

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