[ El agua de todos los colores ]

 

Este era un hombre que tenía tres hijas. Un día estaban las tres juntas en la cocina y una dijo: —Yo si me casara con el príncipe del rey le daría una corona muy hermosa.
Y la otra dijo: —Yo si me casara con el panadero le daría un vestido muy fino.
Y la mayor dijo: —Yo si me casara con el cocinero me... le daría unos zapatos de oro.
En... la criada del príncipe fue pronto a contarle. Y el príncipe fue y les dijo que qué habían dicho y la más... y todas dijeron que no. La más chica dijo que ella había dicho que si se casara con el príncipe del rey, le daría una corona muy hermosa. Y le preguntó a la de en medio que qué había dicho y ella dijo que le daría un vestido muy fino. Y le preguntó a la mayor que qué había dicho y ella dijo que le daría unos zapatos de oro. Entonces el príncipe dijo: —Yo me casaré con la chica.
Entonces la llevó al palacio y el príncipe en un tiempo tenía una guerra con los malos y se fue a la guerra. Y dejó a su esposa y cuando estaba en la guerra el príncipe la, la, la más chica tuvo un niño que tenía los cabellos rizados y de... y los ojos que parecían perlas. Entonces las hermanas viendo que había nacido aquel niño tan hermoso, fueron y se lo quitaron y le echaron al río y le echaron un gatito blanco.
Entonces llegó el príncipe y dijo que qué era eso. Y le dijeron las hermanas que era un gatito blanco que había nacido. Entonces era mejor, dijo, que si volvía a tener otro que lo mandaran para hogar. Entonces él se puso muy triste y otra vez él se fue a la guerra y ella al poco tiempo tuvo otro niño, con los cabellos rizados y los ojos que parecían perlas. Entonces ven aquello las hermanas. También lo echaron al río y le echaron un perrito negro. Entonces el príncipe al poco tiempo volvió y viendo aquello se enojó mucho. Y dijo que tenía que ir otra vez a la guerra pronto pero que si volviera a tener otra que la mandaran para hogar.
Entonces al poco tiempo nació una niña con el pelo rizado. Y las hermanas viendo otra vez aquello la echaron otra vez al río y le echaron una perrita blanca. El príncipe volvió otra vez a su casa. Entonces habían obtenido la victoria y viendo aquello el príncipe entonces la mandó emparedar.
Y los chiquillos aquellos unos viejitos se los encontraron a orillas del río y ellos los recogieron y los alimentaron. Cuando se murieron los viejitos los dejaron a una ... una huerta de duraznos y de naranjos y la casita. El príncipe... él vivía muy contento en su casa con las dos hermanas... de la hermana. Y un día una bruja les dijo a las hermanas de la, de la que estaba emparedada. Le dijo: —Oyes. Mira. Yo tengo un buen deseo de que mandes al niño, al niño aquel... al mayor al cerro de irás y no volverás a que traiga el agua de todos colores.
Entonces, entonces dijo, dijo la bruja: —Yo iré porque ustedes no tienen valor, y dijo. Y se fue en busca de los niños. Llegó a orillas del pueblo y encontró a, a... dar... desayunando. Entonces llamó al más grande y le dijo: —Mira niño. Si tú traes el agua de todos colores, dice, —se vería tu casa muy hermosa.
Y le preguntó el niño: —¿En dónde está esa agua?
Y él le dijo... y la bruja le dijo: —En el cerro de irás y no volverás.
Dijo: —¿Es lejos?
Dijo: —No, pero mira. Tú llegas con los ojos cerrados, sin... sin abrirlos. Y del agua que esté más, más llena de lodo y, y más podrida, de esa te trais.
Entonces dijo... se metió el niño a la casa y le dijo a la bruja: —Bueno. Bueno, muchas gracias.
Y le dijo a su hermana, a su hermana, la más chica. Dijo: —Arréglame un... un bastimento porque orita voy a ir al cerro de irás y no volverás a traer el agua de todos colores.
Dice: —Pero, ¿cómo, hermanito? ¿Me vas a dejar sola?
Dijo: —Sí. Al cabo orita vengo.
Se fue el niño y una señora que venía le salió al encuentro y le dijo: —¡Oyes, niño! ¡Oye, buen niño! ¿A dónde vas?
Le dijo: —Voy al cerro de irás y no volverás.
Dijo: —¡Ándale pues!
Y le dio una botellita, de agua. Entonces al llegar vio que muchos... que muchos hombre le... aventaban y le hacían muchas travesuras pero él no voltió. Y al llegar al charquito más... donde menos... donde menos fea estaba el agua, de allí la cogió. Y todos... toda el agua le decía: —Llévame a mí, niño. Yo seré, yo seré la que resplandeceré tu casa.
Y el niño no les hizo caso. Al salir del cerro... mmm... al salir del cerro, abrió los ojos y se fue corriendo. Y su hermanita le dijo: —Pero, ¿qué has traído?
Dijo: —Es... ese estado que me dijo la bruja, que me trajiera de la más sucia.
Entonces la echó en una pila y se... y se fue a desayunar. Cuando salieron... cuando salió la hermana y el mayor vieron que su casa... salía de aquella pila un agua muy hermosa que resplandecía por toda la casa. Entonces los niños dijeron: —¡Qué bonita está nuestra casa! ¡Qué ganas de ser amigos de la bruja!
Entonces otra vez la bruja fue con las dos hermanas y les dijo: —Voy a decirles a los niños, que se traiga el árbol, el árbol de todas las frutas. Y así a ver, a ver si allá se queda, porque ora no puede.
Entonces dijo, le dijeron las hermanas, de la que... de la esposa del rey: —Y, ¿en dónde está ese árbol?
Le dijo la bruja: —También en el cerro de irás y no volverás.
Entonces fue la bruja y les dijo: —Aquí es. Y mandó al de en medio. Y le dijo: —¡Oyes, niño! ¿Tú tienes valor?
Y le dijo: —Sí.
—Pos, si trais el árbol de todas las frutas se verá más hermosa tu casa. Dijo: —Y, ¿en dónde está ese?... ¿Yen dónde está ese árbol?
—En el cerro de irás y no volverás.
Entonces el niño se metió a su casa y le dijo a su hermana: —Hermana, arréglame mi bastimento que voy a ir por el árbol de todos colores [sic] al cerro de irás y no volverás.
Entonces la hermana casi se puso a llorar pero le dijo: —No llores, hermanita, que ahorita vengo.
Entonces el niño se fue corriendo y le salió al encuentro la misma viejecilla. Entonces le dijo aquella viejita: —¿A dónde vas, buen niño?
Dijo: —Voy al cerro de irás y no volverás por el árbol de todas las frutas.
Dijo: —Mira, niño. Toma esta botellita de agua. Cuando veas el árbol le echas una gotita de agua y entonces se caidrá y se irá contigo.
Entonces, así lo hizo. Al llegar le salieron un batallón de soldados que le tiraban balazos pero él no hizo caso. Siguió caminando. Y al llegar a ese árbol aventó una gota de agua y salió un árbol con todo y raíz. Él se... él lo agarró y se fue corriendo. Al salir del cerro abrió los ojos y se vino corriendo.
Al llegar a su casa la hermana al verlo dijo: —¿Qué trais?
Dijo: —El árbol de todas las frutas.
Entonces la hermana se alegró muchísimo y dijo: —¡Ay, plántamelo en la huerta!
Entonces lo plantó· y entonces empezó a secar. Cuando salieron otra vez de desayunarse, lo vieron con aquella rama tan deliciosa y que, y que no tardaba ya en echar fruta.
En... entonces la bruja otra vez fue con las hermanas de la esposa del príncipe. Y les dijo: —Ora les voy a decir que vaya por el pájaro que canta y habla. Dijo: —Sí, que vaya, que ahora a ver si no vuelve.
Entonces se fue en busca de los niños y los encontró. Y mandó llamar al mayor. Le dijo: —Mira. ¿Otra vez quieres ir al cerro de irás y no volverás?
Y le preguntó: —¿A dónde?
Entonces ella le dijo: —A traer el pájaro de... que habla y canta. Entonces él dijo: —Sí. Y, ¿en dónde está?
—En el mismo cerro, le dijo la bruja. Entonces ella, entonces ella le dijo: —Pos, adiós. Yo me voy. A ver si, a ver si lo trais.
Entonces el niño se metió y le dijo: —Niña, otra vez. Hermana, ya otra vez me voy al cerro de irás y no volverás por el pájaro que canta y habla.
Entonces la hermanita se puso a llorar y le dijo: —No llores, hermanita, que orita vengo como la otra vez.
Entonces se metió a darle su bastimento y se fue el niño muy contento.
Otra vez le salió aquella viejecilla al encuentro y le dijo: —Toma. Mira. Ora te van a salir... muchos batallones que te van a hacer voltiar y... pero no voltíes porque te vuelves piedra.
Y él dijo: —No.
Y le dio una botellita de agua. Entonces él se fue y al llegar al cerro vio otra vez aquellos batallones y no, pero no les hizo caso. Y uno... vio que, que uno le venía por detrás con una espada y voltió y se volvió piedra.
Entonces él, el de en medio dijo: —Yo voy a ir a buscar a mi hermano. Entonces se fue y otra vez le salió la misma viejita. Y le dio la misma botellita y le dijo que no la desobedeciera, que su hermano mayor le había, le había desobedecido y se había volvido piedra él. Y llegó a aquel mismo cerro. Entonces le salieron un batallón de negros y el mismo negro iba con la misma espada y él voltió y se volvió piedra. Entonces la niña, viendo que no volvían, se vistió de hombre y se... y se montó en su caballo. Entonces se fue y la misma viejecilla le salió al encuentro y le dijo: —Toma esta botella de agua. No vayas a voltiar porque tus dos hermanos me han desobedecido y se han volvido piedra.
Entonces la niña le dijo: —Sí. A usted la obedeceré.
Y se fue. Al llegar al cerro le salieron aquellos mismos... mismos negros pero no les hizo caso. Fue y echó una gota en cada piedra y iban, y iban volviéndose gentes. Entonces al llegar a los dos sus hermanos les echó las dos gotas últimas que quedaban y se volvieron. Entonces cogieron el pájaro más... más pelón y lo llevaron. Entonces fueron los tres corriendo y lo llevaron al árbol de todas las frutas y empezó a cantar. A la hermana no le gustó pero se fueron a desayunar otra vez y cuando salieron lo vieron ya muy emplumado y cantando.
El rey, viendo todo aquello, el agua, el árbol y el pájaro, dijo: —Yo voy a ir a dar un paseo a ver dónde es eso.
Y llegó junto a la casa de los niños y vio que allí era y se metió. Entonces el rey les dijo: —Arréglense, que voy a venir a comer aquí.
Entonces los niños se arreglaron todo y el pájaro le dijo a la niña: —¡Oiga, niña! ¡Mira! Tú me preguntas lo que han de hacer de comer.
Entonces la niña le dijo: —Sí.
Entonces llegó el rey y se sentó junto al árbol y el pájaro. Entonces la niña salió y le preguntó: —¿Qué vamos a comer ahora?
Y le dijo el pájaro: —Pepinos rellenados con perlas. Tu mujer empaderada y tus hijos aquí sufriendo.
Entonces el rey, ya cansado de oír aquello le dijo que qué quería significar aquello. Entonces el pájaro le dijo que su mujer había tenido aquellos niños y que sus hermanas de su mujer los había echado al río. Entonces el rey muy enojado fue a su casa. Fue a su casa a ver a las dos hermanas y las... y las mató. A su mujer, a su mujer la sacó de aquel cuarto donde estaba y entonces llevó a todos sus hijos y allí viven todavía muy felices.

 

Nº de referencia: 108

Al habla:
Timoteo García
(11 años)

Recopilado por:
Stanley L. Robe

Registrado en: Valle de Guadalupe (Valle de Guadalupe, Jalisco), el 18 / 11 / 1947

Transcrito por: Stanley L. Robe

Ver en el mapa: localidad / sitio de documentación / lugares mencionados

 

Este relato fue publicado en:

 Stanley L. Robe, 1970. Mexican Tales and Legends from Los Altos. Berkeley: University of California Press, núm. 91

Notas

 

Ver los motivos
) -

 

Ver los tipos

707. - The Three Golden Children (previously The Three Golden Sons).

 

Materiales adicionales

 

 

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